por slow Sáb 05 Mayo 2012, 7:27 pm
Siete días por el Pirineo, la preparación de un viaje.
Día 5. Baga
No había desmontado el chiringuito en Baga, los cielos del camino hasta la población me habían hecho parar una y otra vez el coche, cuando se han dirigido a mi.
-Perdone: para el Coll de Pal
-Allí es donde voy yo… deben de subir por esa calle y girar a la izquierda, está señalizado
-Es que hace años que subí y pensaba que era recto.
-Si, si seguís recto, al llegar a la plaza girar a la derecha, veréis más arriba las indicaciones yo me voy a desayunar
-Con suerte arriba nos vemos
-Pues hasta luego!!!
En el Bar central cerca de una panadería pastelería en la que no dan café parece que se ha parado el tiempo, todo rezuma pasado… menos los precios, por una torrada con queso y el consabido café con leche, 4,80€…
Baga (780m) tiene algo difícil de encontrar y cada vez más difícil de que sea autentico: un casco antiguo verdaderamente medieval.
Pero el aliciente de hoy no era la visita a ese maravilloso paisaje de casas, de arcadas, de rincones que atesoran historias pasadas, susurros históricos y leyendas de los que solo las piedras son testigo, no, el aliciente estaba lejos y sobre todo alto.
El ascenso al Coll de Pal (2110m segun mi mapa) es uno de esos objetivos ineludibles de los ciclistas que practican esa actividad que consiste en subir a los picos más emblemáticos de la geografía mundial, en este caso, de la geografía de esta pequeña zona de Europa incardinada en España llamada Cataluña.
No había pues, mucho más que hacer que subir y subir y subir…
En eso pensaba cuando en la mañana aún luminosa, tras pagar, al subir sobre mi bici y guiñándole un ojo he comenzado a pedalear.
Subir, tan solo subir.
La ruta, toda por asfalto no tiene perdida, miras la montaña, miras el entorno, miras a otros ciclistas y simplemente vas en la misma dirección. No hay muchas bicicletas todo terreno, tan solo la mía y las de los que se han acercado ami, y cuatro de carretera que me han pasado, tal vez por ello o por que lo contrario sería una temeridad intentar seguir a alguien, hay que olvidarse de retos imposibles, de ruedas que no pueden ser la tuya.
El reto era solo uno: llegar
Y así he iniciado las primeras rampas en las que no parecía que hubiera tanta subida, es lo que tiene la falta de perspectiva, pero no la falta de memoria, esta carretera la hice en sentido contrario como la he hecho de vuelta cuando he ido a buscar el coche tras completar una jornada capital, no todos los días, cuando vas con la bici, estas por encima de los 2000m de altura
Paralelo a la autovía que ves allá en lo alto te vas acercando a ella conforme te elevas sobre el punto de partida en dirección norte, unos cuatro km. después de salir de la población llega un momento que te cruzas con esa vía a la que parece que pierdes de vista, un poco más allá de ese cruce intuyes que la autovía se introduce en el montaña por un túnel con nombre de sierra catalana mientas que tu cabalgas sobre tu carretera en dirección este.
Cuando superas los 1250m de altura la vista es totalmente diferente, te diriges hacia el Sur y ves la pequeña Baga a lo lejos y no puedes reprimir una sonrisa al ver el resultado de tu esfuerzo…
Pero aún te queda mucho… el Pas de la Devesa supone un nuevo giro y la subida no tiene piedad con quien como yo vamos demasiado calzados, lentamente una tras otra las bicis de carretera me han pasado y me miran tras sus cascos y gafas mientras me saludan…
La ruta sigue girando sobre la montaña, se adapta como puede para alcanzar más y más altura, el Coll del Form no está señalizado como tal, está a 1713m de altitud según los mapas que llevo y piensas y eso que es para un “machote” como yo…
Que vas a hacer? Pues reírte de ti mismo…
Entre el Km 16 y el 17 has superado los 2000m en los margenes comienza a aparecer la nieve y es ahí cuando en teoría podrías respirar, pero la montaña no te deja ni tan solo eso: un respiro.
Con vistas a un cada vez más pronunciado Este, por ese punto cardinal sobresale el Pedraforca, a lo lejos Montserrat y más allá una maravillosa montaña: El Puigllançada, ya casi estás, llegas a divisar en lo alto el final del objetivo, ves el letrero, te fotografías y sabes que estás en uno de esos lugares deseados por muchos y conquistado por cada vez más ciclistas, el letrero no marca la altura de tu mapa y tienes una sensación extraña que quieres que se prolongue en el tiempo, pero sabes que aún no has acabado.
Más allá hay un objetivo inalcanzable, a más de 2500m de altitud y vas a ver hasta donde llegas…
La Molina, con un nuevo lago de agua que se transformará en nieve, se vé allá abajo, pequeña mientras resigues la montaña, la nieve cubre el camino en muchos tramos y buscas esa pista que ves una y otra vez en el mapa: El coll de la Mola que no es sino una explanada cubierta de nieve.
Las instalaciones de otra estación de esquí, La Masella te acompañan aún cuando ya están cerradas y comienzas un largo ascenso por lo que es una pista de esquí, miras el reloj y te fijas una hora para volver: las 13h…
Desde un terreno algo plano que se encuentra nuevamente a 2100m no se vé La Tossa d’Alp 2536m donde se encuentra el refugio Niu de l’Aliga donde me han asegurado que me darían de comer si llegase…
Será en otra ocasión me he dicho mientras miraba un cielo lleno de nubes enormes, preciosas, en continuo movimiento, en contraste con blancos apagados y a veces luminosos mientras las sombras se proyectaban sobre las laderas
Tan solo quedaba volver y tras alcanzar nuevamente el Coll de Pal dejarte caer y acompañarte de la prudencia además de la ropa adecuada para alcanzar tras una verdadera gozada de descenso el punto fatídico donde acaba una jornada increíble.
Tras una ligera comida, lo último de lo último: la vuelta a casa con la mente en ebullición, la piel demandando piedad y tu cuerpo sosiego.