En realidad, era lo normal, lo que puedes esperar de un día que con un sol espectacular es precedido por casi una semana de lluvia que en el Pirineo es nieve…
Estuve buscando en Internet y efectivamente, lo más cercano: las pistas de spot presentaban unos gruesos más que aceptables pero me quise engañar, las pistas de Spot están más altas me dije…
Así que en noche cerrada, al igual que hace casi una semana me he lanzado a la calle para, tras introducir nuevamente a la soldada en el maletero del coche, dirigir mis pasos hacia el norte, por la misma carretera que hice la semana pasada salvo en un pequeño detalle: cuando llegas a Senterada, en lugar de ir por la izquierdahacia Pont de Suert, me he dirigido hacia la derecha, hacia Cabdella.
Cabdella, la Torre de Cabdella y la estación que genera electricidad moviendo una turbina son casi lo mismo, la nota discordante es la pequeña Espui, población trastocada por la especulación urbanística…
Desde lejos lo he visto: la imposibilidad de hacer lo que pretendía, un paisaje espectacularmente nevado se ha asomado a mis ojos. El espectáculo se ha ido perdiendo conforme me he acercado a Espui, desde allí solo los picos se veían nevados, por eso, para tantear la situación, he ido a tomar un café y una tostada…
-No se si podré subir a la montaña.
-Imposible, hace dos días la nieve estaba ahí delante.
-Vamos, que es perder el tiempo.
-Si viene dentro de dos días casi seguro que hubiera podido subir, no ha hecho ni hace frío, más bien hace calor y se derrite con suma facilidad.
Observo una estacíon meteorológica digital, que en el único hotel que hay pasado Espui tiene en funcionamiento su dueño, el aparato marca 4,4º…
-Hombre ahí dice que hace algo de frío
-No, hace un par de grados menos, marca más porque estan mal situadas las sondas, afuera habrán unos 2º pero ya vera que en cuanto nos de el sol, sube rápidamente.
En ese momento caigo que estoy en la Vall Fosca…
-Bueno, como mínimo ya que estoy aquí, voy a ver hasta donde llego…
Pago y me marcho en dirección a la Estación electrica donde dejo el coche…
En ligera bajada, pasado Espui, hay un requiebro de la carretera frente a los chalets inacabados que quieren parecerse a las construcciones del pirineo, lástima que su constructora y promotora, ni tan solo sea catalana o del pirineo en sus diferentes versiones…
En el requiebro, una señal que en nada dice lo que pretendo hacer, señala un camino de excursionismo.
Los primeros centenares de metros son en asfalto e incluso hay alguna bajada, pero rápidamente una senda de nicorella (suelo pizarroso) aparece frente a mis cubiertas y con ese suelo la primera de las rampas…
Tras la primera de las rampas una curva tipo paella no es sino una sucesión de rampa-paella que marea… miro el cuenta cosas, 1,1º y pienso: normal, que esperabas?
Busco el horizonte elevado, en que momento deberé de parar, mientras las vistas al otro lado del valle empiezan a ser increíbles, el pueblo, lentamente se hace pequeño y la primera de las curvas con nieve aparece en el camino, el atractivo de la nieve con el sol en lo alto es grande.
Pero al final de la jornada me daré cuenta de que el atractivo no estaba en la subida, ni en las vistas sobre la pequeña Espuí trastocada por una línea de alta tensión, ni tan solo en saber, una vez pisas la nieve, una vez que descabalgas y practicas el empujin puesto que tus ruedas se clavan en una nieve virgen, que salvo algunos animales, tu y tu bici sois los primeros en profanar.
No, el atractivo ha sido el poder ver un animal maravilloso que allá en lo alto, una vez me he decidido a caminar sin la bici, curioso, se asomaba en el perfil de la ladera buscando ver a ese ser extraño a su mundo, disfrazado, en medio de la nada nevada…
La bici, tumbada allá donde por la izquierda, por una senda, se accede a unas instalaciones que mediante un funicular salva la altura que yo he salvado pedaleando, me esperaba impaciente para bajar a buscar el coche y un poco más tarde, comer en la Pobla de Segur…
Al acercarme a la altura del Hotel he encontrado nuevamente a su dueño e la calle fumando, me ha saludado y he parado un momento al tiempo que le he comentado que si no hay novedad, volveremos a vernos
Mientras seguía subiendo a por el coche, una palabra resonaba en mi interior: Volveré.