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Camino de Santiago en bicicleta
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Camino de Santiago en bicicleta
Camino de Santiago y cicicloturismo, foro del bicigrino.
erromes xabier escribió: Sólo se descojona el Pedrito,como se lo pasa,haberle tirado la bici hombre!
Luego me tocó reir a mí, ya sabes, quien ríe el útlimo...
Lástima que no me dio tiempo a grabarle mientras cruzaba aquel puente derruido, pero tendrías que haberle visto dando saltitos abrazado a su bici. Pero sí hay foto:
Tosta escribió:Ya podia haber grabado lo que ocurrio en el ayuntamiento ese para que les sellaran las credenciales.
Eso tenia que parecer un accidente, asi que mejor sin camaras ni testigos
Yo me quedé afuera con las bicis pero, viendo la cara de satisfacción que traía, me hubiera gustado asistir a ese "intercambio de impresiones"... El pobre funcionario debió de quedarse sin argumentos
Siguiendo con la narración de Pedro en la etapa anterior, poco después de dejar Igüeña deberíamos haber tomado un desvío a la derecha que, por carreteras comarcales, nos hubiera conducido directamente a Villafranca del Bierzo. Más no fue así: con la emoción de la bajada (hasta Igüeña llevábamos ya un rato descendiendo) nos pasamos el desvío y, ante la alternativa de retroceder subiendo para llegar por asfalto al mismo sitio, decidimos seguir la carretera en la que nos encontrábamos y que nos llevaría a Ponferrada, un bajadón de unos 400 metros de desnivel que, después de lo que habíamos empujado y sufrido ese día, nos tomamos como un premio.
Otro premio del día fue alojarnos en el Hotel Aroi **** de Ponferrada (guía de alojamientos de Bicigrino) donde nos hicieron un buen precio, nos guardaron las bicis y descansamos merecidamente.
Al día siguiente, nos dispusimos a afrontar la que sería última etapa de este Camino: no llegaríamos esta vez a Santiago por falta de tiempo, de modo que habíamos acordado subir hasta O Cebreiro, mítico enclave donde poder pisar tierras gallegas, y desde allí retroceder a Villafranca del Bierzo, en donde tomaríamos el autobús de regreso cuyos billetes compramos la víspera.
Así, muy de mañana y tras las típicas fotos en el castillo templario, nos metimos de lleno en la vorágine del Camino Francés.
A partir de ahora, y a diferencia del camino que acabábamos de dejar, sería fácil dejarnos llevar siguiendo flechas y mochileros.
Apretaba ya bien el calor a media mañana cuando, tras algún que otro repechón que nos hizo poner pie a tierra, llegamos a Villafranca. A este tramo corresponde el vídeo de la etapa.
Villafranca del Bierzo era, en la práctica, el final de nuestro Camino Olvidado, de modo que Pvelmor creyó llegado el momento oportuno de hacerme entrega de “la bota”, ese admirable artilugio que tan buenos momentos nos había deparado, cumpliendo así su promesa de regalarle una a quien de alguna manera compartiera camino con él.
Posando ante la Iglesia de Santiago.
Puerta del Perdón.
He aquí el testimonio gráfico de tan solemne y emotivo evento:
Pero como todo no podían ser risas, justo cuando abandonábamos la capital berciana, quiso el destino que la rueda trasera de mi bici se pinchase, con lo que buscamos una sombra y estuvimos un buen rato entretenidos con la faena.
Proseguimos camino durante unos kilómetros más hasta La Portela de Valcarce y, como el sol ya nos castigaba a placer y era la peor hora para pedalear, decidimos matar dos pájaros de un tiro parando a comer en el bar del albergue "El Peregrino", pues ya que había hambre creímos buena idea reponer fuerzas para afrontar el Cebreiro. Craso error, pensaréis no sin razón. Nosotros lo sabíamos también pero, así y con todo, nos metimos dos platos y postre entre pecho y espalda pensando que la subida iba a ser dura de todas formas.
Tras la comida, hicimos un poco de sobremesa viendo la etapa del Tour y esperando que el sol declinase algo en el horizonte, con lo que, dos horas más tarde le echamos arrestos y nos pusimos a dar pedales, esta vez por la antigua carretera nacional arriba. Huelga decir que la mitad de la subida fue empujando la bici -al menos yo, pues a Pedro pronto le perdí de vista-. La verdad es que no recordaba que el puerto fuera tan duro, tal vez porque la primera vez que lo subí fue por la carretera nueva, mucho más tendida.
En esta foto sólo aparece Pedro porque yo, agobiado como iba y con las ganas de llegar arriba, no vi el desvío que poco antes de O Cebreiro te mete otra vez al camino. Por eso me extrañó llegar primero que él, viéndole aparecer al poco hecho unos zorros, es decir, desarbolado y empapado en sudor... jajajajaja
Una vez arriba, callejeamos un poco haciendo unas fotos, pusimos a modo de testimonio un sello en la Iglesia de Sª María la Real, y en apenas una hora iniciamos el largo descenso de regreso a Villafranca.
Iglesia de Santa María la Real de O Cebreiro. Un tipo peculiar el fraile, con quien intercambiamos una breve charla.
Desde O Cebreiro, hacia el Este, parte del paisaje que habíamos dejado atrás los últimos días.
Nos fuimos al albergue con la idea de asearnos un poco y cambiarnos de indumentaria pero, como faltaba apenas un cuarto de hora para el cierre y ante la perspectiva de andar de prisa y corriendo sorteando bultos y gente, yo preferí darme un baño de emergencia con la manguera que tienen en el jardín, una vez cerraron la puerta y se recogieron los peregrinos que allí había. El amigo Pvelmor, muy solidario él, me secundó.
Teníamos más de tres horas por delante hasta las dos de la madrugada para coger el autobús de regreso a casa, tiempo más que suficiente para cenar tranquilamente en un bar de la plaza mayor y a continuación embalar las bicis, aunque esta última operación se complicó más de lo necesario...
A eso de la una y pico nos levantamos y nos fuimos acercando a la inexistente estación de autobuses en las afueras del pueblo, más bien un apeadero totalmente a oscuras por no haber ni una triste farola en las inmediaciones. Aquello estaba negro como los ángeles de Machín y de poco nos servía la pobre luz de las linternas de las bicis, pero al momento apareció un coche para dejar a un viajero y, en la espera, su dueño amablemente dejó los faros encendidos para sacarnos del apuro.
Nos esperaban casi ocho horas de viaje, que aprovechamos para echar una cabezada...
Pues ya sabras que para cuidar la bota no hay nada mejor que hacerla trabajar con cierta cadencia, asi es que dejatela a mano y cada vez que la veas "tomas un poco de aliento".
Como me dijo aquel "no veas que fuersa m'ha dao la tripa".
Tosta escribió:Pues ya sabras que para cuidar la bota no hay nada mejor que hacerla trabajar con cierta cadencia, asi es que dejatela a mano y cada vez que la veas "tomas un poco de aliento".
Pierde cuidado Tosta, para no olvidarme de ella la he colgado junto a la longaniza y una bacalada ...para así acompañar cada aliento No veas qué meneos se lleva la tripa, jajajjajaa!!!
Que malos sois. Estoy con la familia de vacaciones, y tras dejar.......7 etapas escritas? me bautizais como abandono ....... Arrieros somos........... Suerte en el Camino ULTREIA
Joer. Esto es como el permiso de conducir pero más rápido. Quince días de asueto y pierdes la antigüedad en el foro Aunque a Pedro va a ser que no se la van a dar con queso.....