por slow Miér 21 Nov 2012, 8:29 pm
El Camino del Norte.
Dia 1. Sant Pere de Ribes (B)-Les Borges Blanques (Lle)
Del mediterráneo al cantábrico.
Si, lo se, la de hoy no es una etapa común, ha sido una etapa desconocida. Cuando como yo, vives en un lugar en el que gran parte de esa circunferencia que podría ser la salida de tu localidad está limitada en algo menos de la mitad por el mar y diferentes infraestructuras de comunicación juegan un gran papel en el territorio, parece que las posibilidades de poder salir por una ruta desconocida son impensables…
El ritual, el ritual es para mi importante y lo es más en este viaje donde la suerte es más necesaria que nunca, difícil se presenta la ruta, difícil va a ser tal y como se aproxima el invierno, difícil parece ser todo en estos, nuestros tiempos.
El Francolí es uno de esos ríos de pequeño alcance que tiene la “virtud” de dar sustos de vez en cuando a la siempre increíble Tarragona a la que me he ido aproximando para hacerle un requiebro.
Una población que toma el apellido del río me estaba esperando en la tarde algo fría de este húmedo otoño.
La salida de Sant Pere se adivinaba complicada, no tanto por el tiempo climatológico como por lo que encuentras tras esos ojos y caras de la gente que mira al suelo apesadumbrada, personas que no reparan en un ciclista un tanto extraño, portador de un remolque cosido a su bici, vestido como si de algo ajeno a su mundo se tratara. Esas mentes reflejan en esas caras y miradas lo que ocurre en este nuestro tiempo de preocupación y desanimo.
Los miraba refugiado bajo mi casco, tras mis gafas, escondido en mi disfraz, gentes del pueblo donde resido, de las poblaciones conocidas de Cubelles, de Calafell o de El Vendrell, pueblos que son el paso de mi recorrido siempre en subida alejándome de mi mar buscando otro mar en el norte y lo pensaba, no he podido resistir el pensarlo: quizás ellos en algún momento han perdido, como yo, a alguien que conocieron, que fue uno de esos dos pilares que cualquier familia tiene normalmente, volví a recordar que este verano pasado intentaba recordar como era aquella voz que perdí hace muchos años…
El Vendrell ha dado paso a lo menos conocido, alcanzar un primer escalón mientras te aproximas a Valls no ha sido otra cosa que un continuo subir. En Valls un pequeño descanso en todos los aspectos para retornar a la subida que lentamente se ha ido presentando delante de mis ruedas, en Picamoixons recuperas al Francolí para ir junto a su cauce que en ese momento ya ha subido unos 600 m y tu con el, la subida ha continuado, en realidad, se que se ha acabado, puesto que si tras L’Espluga de Francoli seguía subiendo, tras un alto, la llegada a Les Borges Blanques, hoy envueltas en grises, ha sido en bajada.
Hoy ha sido un día de Camino en esplendor, de cielos enormes y aplastantes, de horizontes alejados… de vistas sobre un mar lejano y gris como gris ha sido todo, El mar se ha ido perdiendo lentamente como sino quisiera desprenderse de mi hasta que el que me espera estuviese cerca de recogerme, los tres sabemos que eso no es posible, pero que importa, ojala fuera siempre así.
Quisiera- ver más allá de las palabras.