Dia 12-01-2012 Estella – Los Arcos. Ya dormire cuando me muera.Esta noche es la que menos he dormido. Ni dos horas, ni una, ni media, he dormido un rato, joer.
Y no he sido el unico pues una de las veces que me he girado para ver la hora en el movil he visto que eran las cuatro y el jefe de los legionarios estaba tambien trajinando el movil, oyendo las noticias según nos dijo en el desayuno.
A las seis y media suena una alarma. Ya era hora. Estoy hasta las narices de estar aquí tumbado mirando el techo.
El jefe de los lejias dice: “vaaaaaaaaaaaaaa que son las seis y media”
Alguien enciende la luz de la habitacion y ya esta todo el mundo trasteando sacos y mochilas.
Como solo hay un baño me quedo tirado en la cama. Hoy me lo voy a tomar con mas tranquilidad todavia.
Cuando ya esta todo el mundo arregladito bajo de la cama. Paco que esta debajo de la mia aun esta metido en el saco y Juan Carlos tambien. Vaya porvenir tenemos los tres hoy.
Entro al aseo y cuando salgo Paco ya esta preparado para marchar. No he visto nunca nada igual, no he estado en el baño ni tres minutos y Paco en ese tiempo ha recogido todo, esta vestido para salir pitando de alli y Juan Carlos aun esta en el saco. Que contrastes.
El hospitalero esta haciendo café, leche y tostadas.
Ponemos la mesa para desayunar y por fin sale la princesa Juan Carlos de la habitacion.
La gente desayuna deprisa y corriendo. Ya empiezan a marchar. Paco se va con los legionarios.
Antes se ha marchado el lesionado pues tenia el bus a las ocho menos cuarto.
En el albergue quedamos Na.cho, Juan Carlos, el hospitalero, los de Benidorm que pasaran el dia en Estella y yo.
Despues de recoger todo lo del desayuno Juan Carlos y yo nos despedimos del hospitalero, le damos las gracias por todo y nos vamos. Son las ocho y media.
Para variar hace frio y la niebla es aun mas espesa.
Salir de Estella tambien lleva un ratillo, pues esta todo practicamente junto hasta que llegas a la fuente del vino.
Antes de salir de Ayegui ya nos ha adelantado Na.cho. Somos la pena de los peregrinos.
Monasterio de Irache y uno de los sevillanos.
El arbol sigue comiendose el cartel, poco a poco.
Los dos sevillanos.
Juan Carlos.
Hacia Azqueta.
No hay ni un alma por estos parajes. Todos los dias nos hemos cruzado con alguien paseando, corriendo o con la bici, hoy nada de nada. En Azqueta, por fin, nos cruzamos con la furgoneta del pan y con dos albañiles.
En Azqueta no es que el bar este cerrado, es que no hay según nos dicen los albañiles. Pues vaya un pueblo.
Yo llevo dos manzanas en la mochila y Juan Carlos los tres botes de cerveza que Paco no quiso. Para salir del apuro vaya.
Llegamos aquí.
Tenemos bastante hambre. Pero no queremos ni manzanas ni cervezas, queremos un buen bocadillo con productos de la zona y vino.
Le digo a Juan Carlos que a mi me suena que esta fuente esta cerca de Villamayor de Monjardin y a continuacion se oyen las campanas de una iglesia.
Coño!! Si el pueblo esta ahi. Con tanta niebla no se ve pueblo ni nada. Salimos pitando a la caza de un bar. Villamayor estaba realmente cerca.
En la placita estan los legionarios que ya nos dicen que el bar esta cerrado. Pues bueno Juan Carlos se hace un “cacharro” y yo un cigarro, algo es algo. Seguimos sin querer manzanas.
Nos vamos disfrutando del paisaje y del vicio.
Entre la niebla aparece un bulto solitario. Es Paco.
Yo voy haciendo fotos y Juan Carlos me dice que deje de hacer fotos que le estoy robando la energia a Paco. Yo le digo que lo voy a dejar seco y a el tambien como se ponga delante. Le pregunto si cuando voy a hacer una foto el se para para no salir o para que no le robe energia y me dice que se para por lo de la energia. Pues de aquí a Los Arcos te voy a dejar seco a ti tambien, jajajajaja. Pero Juan Carlos tiene soluciones para todo y me dice que como llegue a Los Arcos sin energia se coje un Alsa y se va a su casa.
Aqui Paco esta mirando una nave llena de ovejas que guardan dos buenos perros. Nosotros no vemos nada especial como para mirar tan atentos. Paco se da la vuelta y señalando hacia la nave hace: “beeeeeeeeeeeeeee”. Estaba mirando las ovejas el tio.
Paco camina unos cien metros delante de nosotros, nos tiene entretenidos un buen rato, yo sigo robandole energia y Juan Carlos diciendome que deje de hacerlo. De vez en cuando Paco extiende los brazos y camina como si fuese un crucifijo con piernas. Juan Carlos cada vez que Paco hace esto me dice: “mira, mira como coje energia”. ¿Energia? Paco esta peor que nosotros, le digo yo.
En una zona de pinos Paco se para a descansar. Nosotros seguimos. Ademas debajo de los pinos parece que llueva del agua que cae de ellos.
Hartitos, casi cabreados, ya de andar sin haber hecho una parada decente decidimos que nos quedamos en Los Arcos. Los lejias van hasta Torres del Rio y Juan Carlos no quiere continuar con ellos, no le gusta las prisas. A mi como me da lo mismo pues no voy a llevarle la contraria y nos quedaremos en Los Arcos.
No sabemos si estamos cerca o lejos de Los Arcos y decidimos parar en algun sitio algo resguardado, bajo un arbol o lo que sea, a comernos las manzanas y a descansar un rato.
Miro para arriba y digo: “Oye tio, yo no me meto contigo, haz el favor de ponernos un bar a mano que estamos tiesos”.
Juan Carlos se rie pero resulta de coña. Entre la niebla aparece un cartel de cocacola de los que hay en al puerta de los bares. Se nos saltan las lagrimas, casi nos abrazamos y todo de la emocion.
Llegamos al cartel y el bar esta cerrado, pero en la puerta hay dos bancos. Ahi nos sentamos.
Saco las manzanas y Juan Carlos saca las cervezas. Paso de manzanas con cervezas, esto no lo he probado nunca y hoy no va a ser la primera vez. Juan Carlos se come una manzana y se bebe dos botes, joer. Se hace un “cigarro” y seguimos caminando.
Pues ya estamos en Los Arcos. Aquí hay albergue privado abierto. Llamo para ver si hay sitio. Si que hay sitio pero antes iremos a comer algo.
Hoy la jornada ha sido rapida al no haber podido parar en ningun sitio.
Aquí esta todo cerrado, que mal humor. Detras de la iglesia hay bares nos dice un señor, por fin.
Nos metemos en un barecito pequeño y ahi nos hacemos un par de pintxos, unos vinos y café.
Mientras estamos alli sentados vemos pasar a los legionarios.
Salimos y solo nos dicen que van para Torres del Rio, ni paran, joer que prisas. Venga Buen Camino, les dice Juan Carlos.
Mientras nos tomamos un orujo miro hacia fuera y veo a alguien en la parada del bus.
- Juan Carlos ¿ese no es uno de los murcianos? Mira la chaqueta y la mochila.
- Es Guillermo.
Guillermo es el otro que esta cansado del ritmo de su jefe.
Pagamos y salimos a hablar con el. Juan Carlos lo quiere convencer para que se quede.
Todos los legionarios han comido en un bar que hay a la vuelta de la esquina de donde hemos comido nosotros. Guillermo queria tomarse un digestivo despues de comer pero los otros no estaban dispuestos a distraerse y se lo dejaron alli. Tampoco se le veia muy apesadumbrado. Va a coger el bus para ir hasta Torres del Rio.
Juan Carlos le dice que se quede que como siga con las prisas no va a disfrutar del Camino.
Mientras ellos hablan yo estoy alli mirando y me doy cuenta que el Camino hacia Torres del Rio es hacia la izquierda y nosotros estamos en la parada del bus en la direccion contraria, hacia Estella y Pamplona. La parada para ir a Torres del Rio esta justo en la cera de enfrente. Pero bueno yo me callo.
Llega un bus por el lado bueno, estos dos ni se fijan, pero en el cristal delantero el autobus lleva el cartel electronico y yo acabo de leer: “Pamplona-Logroño”.
El bus para, bajan un par de personas y se marcha. Alla voy yo.
- Guillermo ¿a donde dices que vas?
- A Torres del Rio.
- Pues se te acaba de escapar el autobus, mira por donde va ya.
Juan Carlos y yo nos descojonamos, jajajajajajaja.
- ¿No para en este lado? Pregunta Guillermo
- No, en este lado para el que va para Estella y Pamplona.
- Pues me va a tocar coger un taxi.
No hay manera de que se quede.
Frente a la parada hay un hostal-restaurante. Vamos alli a preguntar por un taxi. Guillermo llama y le dicen que en veinte minutos el taxi estara alli. Mientras espera nos tomamos unos orujos para hacerle compañía.
Llega el taxi y Guillermo se marcha.
Juan Carlos y yo nos quedamos alli algo malhumorados. Guillermo esta practicamente acojonado. El hombre nos ha dicho que en volver a Murcia la va a tener y gorda con el jefecillo. Llegamos a la conclusion de que estos esta noche en Torres del Rio salen de los pelos.
Nos vamos para el albergue.
El albergue es el Casa Alberdi, esta junto al Camino, a la salida del pueblo.
Nos reciben dos hermanos, chico y chica, y un bulldog frances, que perro mas feo, por favor.
Diez euros dan para cama, ducha, cocina, wifi y desayuno. No usaremos ni la cocina ni el desayuno.
Parece que vamos a estar solos pues no nos han dicho nada de peregrinos. Pero ¿con quien nos encontramos al abrir la puerta de la habitacion? Pues con Paco, Pablo e Iñaki. Otra noche mas sin pegar ojo, joer.
Pablo me dice que Carlos se quedaba aquí pero el holandes le dijo de seguir a Torres del Rio y siguio con ellos.
Nos duchamos, lavamos la ropa y mientras estamos acicalandonos para ir a dar una vuelta se abre al puerta de la habitacion. Entra una señora mayor a saludar, es la hospitalera que a su vez es la taxista del pueblo. La acompaña una peregrina.
La peregrina se llama Luisa, es alemana y va de Santiago a Roma, casi na.
A las siete nos vamos los tres a tomar algo y a cenar. Entramos en un bar, pedimos unas cervezas y estos se ponen a contar batallitas camineras, yo escucho y bebo cerveza.
Luisa ha hecho varias veces el Camino. Una de ellas hizo Berlin-Santiago-Berlin y al llegar a Berlin decidio que lo que ella queria era vivir en el Camino debido a que en ese viaje habia visto muchas señales. Dejo todo en Berlin, incluido un hijo que ahora tiene 21 años.
Esto del hijo a mi me deja algo traspuesto. No me cuadra que una madre deje todo, hijo incluido, para vivir en el Camino.
Luisa nos conto que ha estado trabajando de hospitalera en varios albergues de Leon. Estuvo una temporada con Jato en el Ave Fenix de Villafranca del Bierzo. Despues haciendo el Camino en otra ocasión llego al albergue San Javier de Astorga y alli se quedo trabajando de hospitalera.
Solo volvio a Berlin cuando su familia le aviso de que su madre estaba muriendo. Tambien peregrina en estas fechas porque el albergue donde ellas trabaja esta cerrado en estas fechas, tambien.
Esta mujer lleva un lio en la cabeza que es demasiado. Lo mismo habla del Camino y las señales que en el percibe que de la Reconquista o de las Cruzadas. No ha perdonado aun a los musulmanes por su estancia en la peninsula iberica hace ya unos siglos. Se podia dar una vuelta por toda la peninsula para ver lo que dejaron aquí.
Nos cuenta que para entrenar un “poco” para esta excursion que esta realizando la mujer hizo Astorga-Santiago. Se conoce el Camino de cabo a rabo y tiene consejos de todo tipo: para situaciones adversas, material, etc... A Juan Carlos le viene bien pues le dice todos los albergues que hay abiertos de aquí a Santiago.
Yo alli estoy escuchando y observando. Y si, le gusta mucho el Camino y su vida caminera, pero a mi me da la sensacion de que arrastra una pena enorme. Su cara no refleja la felicidad de la que habla. Tiene unas ojeras que no son de dormir poco y mal. Las ojeras le llegan casi a la boca. Ojeras de alguien que lleva dos años llorando a moco tendido.
Juan Carlos esta embobado y a veces euforico con las aventuras, las señales y las historias de Luisa. En fin... las gentes del Camino y sus cosas.
Despues de unas cuantas cervezas nos vamos a cenar un menu de peregrino acojonante.
Por once euros tienen cuatro primeros y cuatro segundos para elegir, pan, vino, postre y café.
Ellos se piden de primero sopa de cocido y yo unas alubias pintas con tocino entreverado que se me saltan las lagrimas cuando lo veo.
Cuando me traen el plato de alubias el hombre deja en el centro de la mesa un platito con piparras (guindillas en vinagre). Yo como no tengo ni idea de para que es eso y nunca he acompañado la comida con eso, le digo al hombre que prefiero olivas. El hombre riendose me pregunta de donde soy, ya entiende la pregunta y me dice que son todas para mi,. O bien las debo partir y echar al plato, o bien puedo comer cucharada de alubias y bocado de piparra.
Pues vale a cada cucharada me zampo una guindilla y la verdad es que esta de muerte. Salen justas las cucharadas y las piparras. Se van a enterar estos esta noche. Me dejo el tocino y el señor al retirarme el plato me dice que me dejo lo mejor, yo le digo que eso engorda y el hombre se rie.
De segundo trucha con jamon frito. Para llorar. Flan de postre. Café y unos orujos.
Nos vamos para el albergue.
Juan Carlos y Luisa se van a la cocina del albergue a fumar y a charlar. Yo me acuesto.
Los koreanos estan aun en la cocina. No tardan en volver, se meten en la cama y al instante Iñaki ya esta roncando, que mamon, ni medio minuto ha tardado en arrrancar.
Estoy en la cama pensando ya en la vuelta desde Logroño el dia 14, pasado mañana. A las siete bus a Pamplona, alli tren a las doce menos veinte hacia Madrid... ya me estoy agobiando con las prisas.
Fin del sexto dia.