Aquí llega la segunda entrega de la “crónica” de nuestro Camino de Burgos a Santiago a pie, hoy
ALBERGUES
Hontanas: Albergue Santa Brígida
Muy bien. En un edificio muy bonito, albergue cómodo con una magnífica cocina. Tuvimos la suerte de que nos dieran una pequeña habitación de dos plazas (literas) para nosotros dos. En la tienda-bar anexa dan desayunos contundentes desde bien temprano por la mañana.
Boadilla del Camino: Albergue En el Camino
Magnífico. Es muy amplio, con un magnífico jardín y una pequeña piscina. En una de las habitaciones hay camas en una especie de voladizo con un atlético ascenso por empinada escala (compensa dormir en cama). El bar está muy bien atendido, el hospitalero es espectacular en el trato y el desayuno muy bueno (y desde hora temprana) y la cena comunitaria es espectacular. La única pega es que no tiene cocina y que de baños/aseos anda un poco justo.
Carrión de los Condes: Albergue de las Clarisas
De otra época. Lamento decirlo, pero este albergue está fuera de época: literas endebles que amagan con desmontarse, escasa ventilación en el dormitorio y más escaso espacio disponible, baños abundantes pero trasnochados (que peligroso aspecto tienen las cortinas de las duchas), patio interior para tender la ropa mínimo, cocina básicamente inservible,… todo ello algo amortiguado por el magnífico patio del acceso y por estar en la zona más tranquila de Carrión.
Lédigos: Albergue El Palomar
Muy bien. Aunque la primera impresión es extraña (pasar un el bar para entrar en el albergue) luego se descubre todo lo positivo: buenas literas en una amplia habitación, taquillas individuales para cada litera (y grandes), aceptablemente provisto de baños y servicios, con un gran jardín con césped y piscina, y otro patio interior más sombreado, una muy útil concina separada de la zona de dormitorio (para no molestar a nadie),… Los dueños atienden además del bar anexo y una pequeña tienda de comestibles, suficiente para las necesidades diarias.
Sahagún: Albergue municipal de la Trinidad
Muy bien. Dormir en lo que fue una iglesia mudéjar tiene su encanto. La solución dada para aprovechar el espacio, con la oficina municipal de turismo, la sala de exposiciones y el auditorio abajo y el albergue en la parte alta es magnífica. El albergue es grande pero cómodo, con las literas distribuidas en camaretas de ocho plazas. La cocina está muy bien equipada y hay una buena zona para comer y estar. Tal vez los baños se quedan cortos para el conjunto del albergue. Un punto negativo (pero poco) es que los ventanales son inaccesibles y a veces puede haber corrientes de aire.
El Burgo Ranero: Albergue municipal Domenico Laffi
Excelente. No solamente por contar con una buena cocina, con internet gratis, con suficientes duchas y aseos, ni siquiera por que el espacio para la convivencia es muy bueno (grandes mesas en la planta baja) sino porque, además, tiene unos hospitaleros (voluntarios) magníficos (en mi caso uno de Calahorra de quien, por mi mala cabeza, no recuerdo el nombre). Un “pero”: el susto que me llevé al llegar antes de mediodía y ver en la puerta un cartel de “completo” (en realidad estaba vacío, pero era que estaban haciendo las labores de limpieza); casi me confunde y casi me voy a otro albergue…
Puente Villarente: albergue San Pelayo
Bien. Está algo apartado y demasiado cerca de una vaquería, pero tiene a su favor unos amplios dormitorios con buenas literas y suficiente espacio. También unos baños muy limpios y un gran jardín con buen césped (con un gatito muy simpático y un perro viejillo y un pelín cochino). Lo que no tiene es cocina ni tienda en el albergue. Nos dieron una cena correcta (aunque muy temprano para mi gusto), pero no nos dieron desayuno (de ahí que baje la valoración): no se si se debe a que los propietarios tuvieron celebración la noche anterior fuera del albergue o a que debíamos haber avisado de algún modo especial. Nos salvó que en el pueblo la panadería acababa de inaugurar una zona de cafetería (y además nos regalaron por ello una gorra).
León: albergue de las Carbajalas
Bien. Tiene un encanto especial por algunos motivos: la recepción por grupos de nacionalidades que hacen al abrir, el patio siempre lleno de gente haciendo vida social, el hecho de estar en pleno centro del casco histórico-artístico de León, que por la voluntad tengas cama y desayuno, la celebración de Completas con las monjas, el hecho de separar varones y hembras (aunque en el dormitorio de parejas acaban entrando los varones y las hembras que no caben en los respectivos). Sin embargo hay otras cosas que no pueden dejar de señalarse: la notable falta de espacio, lo vetusto de las literas, la desproporción entre ocupantes y baños y duchas,… Pero recordemos que el precio es la voluntad.
Villar de Mazarife: albergue de Jesús
Muy bien. Ese viejo caserón reconvertido en albergue tiene encanto: habitaciones pequeñas, con camas alguna de ellas, las colchonetas en la galería superior que da al patio interior, el bar incrustado en el albergue, el jardín con piscina, el trato amable de Jesús, el suelo de madera,… Además tiene una buena cocina y está bien en cuanto a las duchas y baños. Como punto menos positivo está que los lugareños tienen en ese bar uno de sus puntos de encuentro y lo usan como tal, a veces hasta horas que resultan incómodas para los peregrinos, a veces con actitudes (se me fue la cuenta de cuantos porros se fumaron el grupo de jóvenes que tenía cerca) o comentarios (temo por el pobre gato que mendigaba comida en el jardín, no sé si habrá sobrevivido) poco acordes. Pero, como dirían en el mío, están en su pueblo.
Astorga: albergue de los Amigos del Camino (antes Siervas de María)
Muy bien. Aunque los grandes albergues (este lo es) no suelen ser de mi agrado, aquí me encontré bien. Las habitaciones son muy pequeñas (solamente cuatro peregrinos en cada una) y los baños están muy bien, limpios y modernos. Como aspectos menos positivos (aparte de lo que la voluntariosa voluntaria tardó en registrar a los que nos acumulábamos en la entrada: era extranjera y hacía lo que podía con el idioma, no se lo vamos a negar) lo pequeñas que resulta tanto la cocina como la sala de comedor, aunque aquí damos otra vez con el factor humano: hay personas que después de cenar establecer su tertulia sin parecer darse cuenta de que otros están esperando para ocupar la mesa).
Foncebadón: albergue La Cruz de Fierro
Muy bien. Un descubrimiento, un albergue que apenas cuenta con unos meses y que no venía en las guías. Como está en la parte más alta de la aldea, las vistas son espectaculares, y además tiene una magnífica terraza. Las habitaciones son correctas: fuertes literas y un agradable sistema de iluminación en la cabecera de una. Los baños muy bien (incluyendo gel de baño) y con sistema de detección de presencia para la iluminación. Tiene también cocina bien equipada y un salón-comedor que se queda un poco justo (si no hace mucho calor no es fácil que la gente salga a la terraza). Los hospitaleros tiene que pulir aún alguna cosa: por ejemplo la “tienda” consiste en una despensa cerrada y sin lista de productos y precios, de modo que no sabes lo que hay ni cuánto cuesta.
Molinaseca: albergue Santa Marina
Muy bien. Especialmente por los hospitaleros y por la gran sala del piso superior donde se duerme en camas y con un gran espacio disponible. Sin embargo, algo escaso de baños y duchas y sin cocina, dos cosas que los peregrinos necesitan sin duda. Dan desayunos temprano.
Villafranca del Bierzo: albergue Viña Femita
Muy bien. La gran sala dormitorio en la que estuvimos es no solo larga sino también alta, lo que la hace fresca. No se duerme en litera sino en camas que (si no recuerdo mal) tienen sábanas y cubre –almohada limpios cada día. Además cada cama tiene su mesillita con lámpara. Por si fuera poco, el albergue tiene aire acondicionado (que no hizo falta el día que estuvimos por allí) y unos grandes baños (separados hombres y mujeres) con dos cabinas de ducha de hidromasaje en cada uno. Los aspectos menos positivos son que no tiene lavadero (te proponen servicio de lavandería pero para pocas piezas no conviene) ni cocina (tienen bar). Dan un buen desayuno desde temprano.
La Laguna de Castilla: albergue Escuela
Muy bien. Para mí es un sitio especial, tanto por el trato de Luz Divina como por su ubicación. Además tuvimos la suerte de dormir en la pequeña habitación de arriba, con 8 o 9 camas con su juego de sábanas limpio, suelo y techo de madera. Los aspectos menos positivos son que no tiene el albergue cocina para los peregrinos (pero si dan buenas comidas, platos y bocadillos en el bar) ni hay posibilidad de desayuno a horas tempranas.
Triacastela: albergue Refugio del Oribio
Bien. El albergue es un poco impersonal, en los bajos de un edificio, muy pegado a la calle-carretera. Tiene dos habitaciones espaciosas para las literas (ponen también alguna cama suelta), pero los baños son muy escasos. La pequeña cocina-comedor-salón cumple muy justita (me acuerdo de la pobre francesa a la que, haciéndole un favor, dejaron dormir esa noche en el sofá del salón: no pudo dormir hasta que todos se fueron a sus literas y la despertamos los primeros en usar la cocina). Me consta que los últimos en acostarse fueron recompensados con un orujo por la hospitalera.
Barbadelo: albergue O Pombal
Bien. Funciona desde hace poco, no viene en algunas guías. Sin embargo no es un albergue “moderno” en cuanto a sus instalaciones: un dormitorio con literas para 12 personas y una pequeña salita adjunta (que utilizan también como dormitorio ocasional poniendo una cama desmontable), un único baño-ducha-servicio y una cocina (bien puesta) con mesa para comer, todo ello en la parte posterior de la vivienda de los hospitaleros. Aparte hay otro dormitorio, separado del anterior y que parece algo más moderno. Se agradece el tendedero techado en estas regiones generalmente tan húmedas, pero no tanto los precios de la “tienda” (armario refrigerado) .
Gonzar: albergue Casa García
Decepcionante. La primera impresión es magnífica: un edificio rústico rehabilitado con gusto, con patio interior (bar y mesas), un pequeño salón y las dos salas de dormitorio. Además el menú está muy bien. Pero hay cosas negativas: la litera de arriba es ilegal o, al menos muy peligrosa (delicado subir a esa altura con la endeble y suelta escala que hay, arriesgado caer de esa altura no habiendo protecciones laterales, posible golpearse la cabeza con las vigas de madera,…), los baños escasísimos y difíciles de entender (hay uno, sin indicación de sexo de uso, que tiene en el mismo espacio el inodoro, los lavabos y las dos o tres duchas con mampara traslúcida…), no hay cocina para los peregrinos y cuando preguntas por la hora de desayuno casi les da la risa al hablar de las 6 de la mañana.
Vilar de Remonde (Casanova): Albergue A Bolboreta
Magnífico. La hospitalera, Motse, es una joya. El albergue no está exactamente en el Camino pero si llamas te van a buscar al público de Mato-Casanova. Nosotros estuvimos tres personas en una habitación para cuatro, con baño completo en la misma habitación, juego de sábanas limpias y desayuno incluidos en el precio (13 €). No hay cocina, pero sirven un menú de comida casera estupendo (8’5 €), y el desayuno buffet está muy bien. El conjunto es un viejo caserón muy bien restaurado en un lugar muy tranquilo. Y al día siguiente se recupera el desvío del Camino saliendo directamente a O Coto.
Arzúa: albergue turístico Santiago Apóstol
Bien. El adjetivo “turístico” nos indica de lo que estamos hablando: no tienen ningún encanto especial, supongo que es similar a los demás albergues turísticos de Arzúa, pisos reconvertidos en albergue. Pero cumple sobradamente la función de albergar: las literas son sólidas, los baños discretos, la pequeña cocina útil, al igual que la zona de lavado y tendido de ropa. Tal vez lo mejor es el gran espacio de comedor-salón, y lo peor la abundancia de turistas (pero no hay de qué quejarse, el nombre ya lo indica). Hablamos de un albergue con ascensor…
Santa Irene: albergue Santa Irene
Contrastes. Cosas buenas y malas se dan la mano aquí. La casa está muy bien arreglada y tiene una zona verde muy amplia así como un patio magnífico, además no carece de baños y duchas y las literas tienen sus juegos de sábanas limpios (y no digo nada si duermes en la pequeña habitación alta, con cuatro camitas en un cuarto muy cuco). Pero no tienen cocina para los peregrinos ni dan comida a medio día ni desayuno de madrugada. Dan lo que llaman “cena comunitaria”: por 10 € primer y segundo platos y postre con agua (el vino se pagaría aparte) sin posibilidad de elección. La joven que nos sirvió no era un dechado de amabilidad. Está claro que el lugar más próximo donde poder comer (O Empalme, donde dan unos platos combinados tremendos) está suficientemente lejos como para no invitar a ir allí a cenar).
Omito el alojamiento en Santiago de Compostela ya que, por un problema de logística y organización, no logré reservar en alguno de los hoteles que por aquí se suelen citar (Lasalle o Windsor). Fui primero a Mundoalbergue pero lo que vimos nos desalentó tanto (en relación con el precio pedido) que acabé en una de las muchas pensiones del caso viejo que no merece mayor mención.
Como diría un otrora afamado periodista deportivo… “como soy sujeto seré subjetivo, si fuese objeto podría ser objetivo”. Así que esta es una visión parcial y subjetivo de los dichos albergues, sujeta siempre a crítica y revisión.
__Saludos__