Bueno, voy a seguir con el relato de las etapas que quedaban.
Séptima etapa: Se sale de Astorga por unos andaderos al lado de la carretera, aquí me hubiera gustado llegarme a Castrillo de los Polvazares, pero debo de saltarme el desvio y sigo recto. El camino sigue en ligera subida y al fondo a la izquierda se ven montañas con nieve todavía a mes de Junio.
Hay algún trozo antes de llegar que es necesario empujar la bici, se pasa por una especie de torrentera, con piedras sueltas, que incluso un pro con bicicleta sin carga, tendría problemas para subir montado en bicicleta.
Se llega a la Cruz de Ferro, donde, cumpliendo la tradición, tiro una piedra que había recogido unos kms. antes. Fotos y bajo por asfalto, paso por Manjarín en el albergue del templario Tomás, y sigo bajando por carretera hasta Molinaseca. Allí me tomo un plato de cecina y una cervecita que ya es la hora del primer tentempié.
Se pasa por Ponferrada, hago fotos en el castillo y en la parte antigua. Al salir de Ponferrada, coincido con las tres parejas del Molinillo Veloz, y buscamos el camino hacia Villafranca del Bierzo, final de etapa.
Magníficos paisajes y con lo que ha llovido, la vegetación está espléndida. Un regalo para la vista.
Octava etapa: Se sale de Villafranca del Bierzo por un andadero al lado de la carretera, a través de un valle que aunque el paisaje es bonito, es demasiado próximo a la carretera y hay mucho tráfico de camiones. A partir de Ambasmestas se entra en una carreterita asfaltada que va subiendo progresivamente, cada vez más empinado.
Hay un desvío para las bicicletas, que sigo al principio. En el segundo desvío, sigo por el camino, que pasa por La Faba, y hay que echar pie a tierra en algun momento, pero se va subiendo hasta llegar al pueblo del O Cebreiro, donde hago la primera comida. A partir de aquí se va en ligeras subidas y bajadas hasta pasar el Alto do Poio. Ya estoy en Galicia y los paisajes son bellísimos.
Se continúa bajando y en Triacastela, cojo el desvío hacia el Monasterio de Samos, donde hago más fotos. Luego sigo ya con pocas dificultades hasta Sarria, final de etapa y donde suerte que tengo reserva en la pensión IL Fiorino, ya que está casi todo lleno. Se nota que es aquí donde empiezan muchos peregrinos a pie para hacer los últimos kms. hasta Santiago.
Novena etapa: Aunque ha llovido durante la noche y está muy cubierto, empiezo a pedalear sin lluvia, se pasa por unos bosques de película, te cruzas con rebaños de vacas y ovejas y tienes que adelantar a un montón de peregrinos a pie. Antes y después de la fuente del Pelegrín, parece que estemos en la calle Mayor en campaña de compras navideñas. Un poco antes del km. 100 empieza a llover, y cada rato va aumentando de intensidad. Se va subiendo y bajando por las corredoiras, alguna vez hay que poner pie al suelo y empujar, ya que hay alguna rampa fuerte.
Se baja a Portomarín en medio de la lluvia, pero sigo avanzando, mojado, no sé si de la lluvia o del sudor que no se evapora dentro del chubasquero. Se pasa por en medio de unos bosques con eucaliptos, que se nota por el buen olor que dejan en el ambiente. Aprovecho para inspirar fuerte y disfrutar del aroma balsámico.
A ratos llueve poco, pero hay momentos que se gira un fuerte viento y llueve muy fuerte, pero sigo hasta llegar a Melide, donde busco la pulperia Ezequiel y gracias a una ración de pimientos del Padrón, otra de pulpo y media botella de Ribeiro, me recupero para llegar hasta Arzúa, donde tengo reserva en el Hostal Suiza, donde me doy un buen baño de agua caliente.
No para de llover en toda la noche, y al día siguiente amanece lloviendo, por lo que empiezo a pedalear la última jornada. Los caminos están totalmente encharcados y se forman como dos rieras a ambos lados, pruebo algún trozo por carretera, pero con el mal yuyu que te dan los camiones al pasar cerca tuyo y con el agua que escupen, mejor ir por el camino, que muchos trozos es por dentro de bosques de eucaliptus. Subiendo hacia el Monte do Gozo, va aflojando la lluvia, y al llegar a Santiago, lo primero que hago es buscar una gasolinera con limpiador con lanza para lavar la bicicleta y dejarla limpia para el traslado.
Bajo hacia la plaza del Obradoiro por la rua de San Francisco, se oye el gaitero del porche y sobre las 12,10 h. del miércoles 9 de Junio, ya estoy delante de la Catedral. Fotos y me voy directo a la tienda a facturar la bicicleta. Me dejan cambiarme en un local anexo, ya que estoy empapado, los pies de color azulado al desteñir los zapatos, al ponerme la ropa seca me encuentro mucho mejor. En la misma tienda, compro un paraguas y ya sólo con la mochila, me voy a sellar la credencial y obtener la compostela.
Atención los bicigrinos que teneis previsto volver en tren, donde se obtienen las compostelas, hay una mesa de Renfe, que te hacen una tarjeta con la que tienes un 20% de descuento en los billetes durante los siguientes dias.
Me voy a visitar la Catedral, per antes tengo que dejar la mochila en un local cercano, donde te la guardan por 2 e., ya que no dejan entrar en la Catedral con mochila. Una pequeña cola para dar el abrazo al Santo, y me voy a la calle donde están todos los restaurantes. Elijo uno y me zampo unas vieiras y una parrillada de pescado y marisco con un buen ribeiro.
Después de comer me doy unas vueltas por la parte vieja de Santiago, vuelvo a entrar en la Catedral y sobre las siete de la tarde me voy a la estación. Compro billete para ir a Orense esa misma tarde y otro de Orense a Pamplona para el día siguiente (con descuento de peregrino), donde tengo que ir a recoger el coche.
Después de viajar todo el jueves, llego a casa sobre las diez de la noche, a tiempo de cenar con la familia.
Este es el resumen de mi camino. No será el único, pero con lo aprendido, seguro que planificaré mejor, sobre todo las primeras etapas, donde pequé de optimista.
Un abrazo muy fuerte a tod@s
Salvador Masip - Lleida