Antes de nada, agradeceros de corazón todas vuestras muestras de ánimo.
Únicamente ha sido una etapa, pero menuda etapa.
En un solo día me han ocurrido un montón de anécdotas.
En principio, al salir del albergue, el hospitalero no es que nos aconsejara, sino que nos prohibió que fuéramos por el camino principal; motivo: había zonas de bosque que están muy abrigadas y a la sombra, y nos comentó que el sábado pasado la ciclogénesis explosiva había causado muchos problemas, como podría ser dos metros de nieve en algunos tramos, árboles caídos, etc. Vamos que era peligroso ir por esa zona. Alternativa camino por Arnégui y Valcarlos.
Después de hacer varios kilómetros y antes de llegar a Arnegui, tuve que retroceder porque en un cruce de caminos, no me fijé y seguí un camino equivocado que subía, subía y subía....
Llego a la frontera de Francia con España y me comentan que mejor siga por la carretera; por el camino muchas ramas y troncos caídos.
Continúo por la carretera, y en una de las entradas al camino, me encuentro a dos chicos japoneses y una chica alemana descansando. Ni ellos hablaban español, ni yo japonés ni alemán, la alemana solo en alemán... les pregunto por el método digital y los japoneses me dicen sonriendo y con la cabeza: sí, sí tira por aquí!!. Les hago caso y tiro para abajo y primera sorpresa. Con razón se reían los japoneses; la madre que me parió qué cuestas!. Era como subir unas escaleras pero en forma de rampas. La niebla se haciendo cada vez más espesa, el frío comienza a apretar y se levanta una ligera brisilla, que se me pusieron las tetas como percheros.
Cruzo el río que iba remontando y después de subir a duras penas unos escalones para peatones (la mar de resbaladizos con hojas, ramas, musgo, etc...), llego a la carretera donde me indica el kilómetro 69 a Pamplona.
Continúo por la carretera medio exhausto por el esfuerzo hecho por el barrizal, y sorprendentemente sin saber de dónde salió, apareció lo que entendí que era mi primer ángel del camino: un perro raza pastor belga se me presenta delante con las orejas tiesas. Con las pocas fuerzas que tenía y viendo que se me acercaba, se me puso el culo como el pitorro de un botijo. Me bajé de la bicicleta y el perro se fue por el arcén contrario pero en la misma dirección que yo pero sin perderme de vista. En una de las curvas en forma de herradura el perro se me acerca, me paro, y se da la vuelta cruzando la carretera y mirándome avanza hacia la entrada del camino justo donde había una fuente con una concha. Pues el perro iba subiendo y de vez en cuando se giraba como esperándome. Me subió hasta el alto de Ibañeta con una niebla que no se veía a diez metros.
En el alto, oigo a unos señores, me acerco hacia las voces y estaban justo allí; a 15 metros de mi, junto a la Capilla de San Salvador y una montañita con un montón de cruces. Les pregunto y me dicen que estoy a 1,5 - 2 kilómetros de Roncesvalles, pero que tenga muchísimo cuidado porque no se veía un pimiento. Fue llegar a Roncesvalles y la niebla desapareció como por arte de magia.
Paro a comer y aprovecho para llamar a AKM (que le debía la llamada desde hacía varios días) que me dio las fuerzas que necesitaba para afrontar el resto de la jornada que se me antojaba durísima.
Bueno... aquí lo dejo que sino va a ser un peñazo. En breves os pongo unas fotillos.
Salu2.