A costa da Galizia, un viaje de otoño.
Etapa 13 Bouzas – Tui
La salida de Bouzas ha sido un tanto accidentada, a veces son las señalizaciones, a veces los despistes y a veces, la mayoría, somos nosotros que no vemos más allá de lo que debiéramos de ver, el caso es que queriendo fotografiar el faro de Bouzas me he metido en un túnel, medio cerrado, de unos quinientos metros y más allá, cuando he salido he ido a buscar la costa, me había dejado el faro atrás, así que he ido a por el y tras “cazarlo” he continuado mi recorrido.
La Illa do Toralla parece abandonada en la nada, de hecho debería de estarlo no como ocurre en realidad en que parece, con un rascacielos fuera de lugar una isala colonizada.
Un poco más adelante otro cabo, otra punta, otro faro el de Meda que señala unas islas con un nombre de cuerpo celeste que vemos en el firmamento Estelas, que si fueran catalanas se traducirían por cometas… que se esconden tras las de Serralleiras.
Tras cruzar el río Miñor que alimenta la pequeña ría de Baiona, ves como el paisaje se acerca a la ciudad y se transforma lenta y pausadamente en un paisaje sobrio y noble.
Mi camino debía de continuar buscando el final del periplo costero, así que en el cabo Silleiro he enfrentado un rotundo sur que un tanto despoblado me ha lanzado, tras el paso por otro faro que toma el nombre del cabo que magnífico presidía el alto donde se ubica, a A Guarda, lugar y población especial. Allí muere el Miño, allí compartimos mucho con Portugal, allí hay un monte con un castro de los más conocidos: el de Santa Tegra, allí he virado hacia un este anortado que ya no dejaré hasta completar la vuelta al principio del viaje, ahora ya sin océano o mar al que mirar…
Menos mal que la vista estaba distraída por la belleza de un río bello que se aposenta antes de entregar su fruto al océano y de esa forma un tanto engañada, poder llegar apenas sin darme cuenta, puesto que la carretera llanea y llanea a Tui donde miro y remiro mis mapas y tengo la sensación de que se acaba… simplemente de forma inexorable se va acabando…
El Miño no solo es un río, no solo es la separación, en parte de su recorrido, de un país con otro, es sobre todo un sentimiento.
Si al inicio del viaje hablaba de una fractura que parecía querer separar la tierra como se produce la rotura de una tela, en la ria del Eo, aquí, con el Miño la rotura es una realidad, si lo miráramos, si lo pudiéramos mirar con la suficiente distancia, la rotura la veríamos real, aquí se separan, históricamente hablando, muchas cosas tras una lamina de agua extrañamente calmada.
Todo parece calmado, no solo es calmado el curso del agua, aquí, en el país de la lluvia, en este mascaron de proa que enfrenta las tormentas inimaginables que le manda un océano llamado mar pero que es atlántico, en este castigo continuo del devenir de las olas, mareas y tormentas hay tiempo para la paz, para el sosiego, para la calma, se llama Miño y parece querer pasar desapercibido, se esconde, si, se esconde tras unas islas que habitan en su curso, son islas con nombre propio: Canosa, Morracela do Grilo en el lado español otras como la dos Amores o da Boega o Morraceira en el lado Luso y me preguntaba:
Y tras leer ese nombre de isla que evoca a lo dos amores he pensado: Hasta en eso existen fronteras?
El Miño me ha cambiado la costa, la del mar bravío, la del océano inclemente por la costa del río más importante de esta tierra, un suave discurrir que prepara para el final ayer ya intuido.
La ciudad Lusa de Valença era toda una tentación desde el otro lado pero la falta de tiempo y sobre todo la falta de un acceso fácil en bici me ha hecho desistir de una visita que “tocaba hacer”. Tui es la respuesta española como ciudad fronteriza a una ciudad fronteriza que desde mi lado se intuye y ve preciosa.
Valenca queda pendiente
Cena ayer muy cerca del hotel está la pizzería Vesubio, no estaba mal por 14,60€ ensalada, tagliatelle café y cerveza
Desayuno 1 junto al hotel un poco mas abajo, Bar Felipe, por 2,20 € café y tostadas
Desayuno 2 el bocata de queso y el café con leche hoy han costado un poco más 2,60€
Comida En A Garda, rte Area Grande, ne la playa del mismo nombre por 9€ muy bien
Alojamiento En Tui, Hostal San Telmo 25€ la habitación, regular.
Las cosas del viaje.
Preguntamos a un señor, hace muchos años, con el que nos cruzamos en A Guarda por un sitio donde comer, nos miró a los ojos, recibimos una mirada dura que escondía una vida dura, llena de dificultades, mucha vida se veía tras esos ojos, dudó un momento para a continuación señalar unas puertas cerradas de las que no recuerdo ni el color…
Llamar ahí nos dijo y marchó…
No había letrero, no había nada que no fueran dos puertas pintadas, los que dudamos en esos momentos fuimos nosotros pero terminamos llamando…
No debimos de esperar demasiado… apareció una señora que pregunto que queríamos y le respondimos con un verbo: comer…
Terminó de abrir una puerta y tras ella una cristalera y tras esta una única mesa con varias sillas, ocho, tal vez doce, una única habitación, no había nada más que otra puerta que comunicaba con otra dependencia…
Tras un par de minutos apareció nuevamente con unas servilletas, unos vasos, unos cubiertos y una botella de vino…
Volvió tras un par de minutos con un caldero y cuando lo consideró conveniente volvió nuevamente con pescado, no se ni pregunte que era… transcurrió el paso del tiempo y sin avisar, llegó con un postre casero.
Poco mucho más ocurrió allí donde no había café, no había carta de menú, no había precio, no había gente, no había… simplemente no había…
Había algo que en muy pocas ocasiones he encontrado y en menos por desgracia encontraré…
Humanidad.
Aún lo recuerdo… hace más de veinte años.
Última edición por slow el Vie 02 Dic 2011, 8:35 pm, editado 1 vez