por IvanVi Lun 30 Ago 2010, 10:24 am
Muy buenos días a todos.
En mi caso, tengo la experiencia de hacer el Camino en Febrero en bici, con muy poca gente, y de repetir en Junio a pie, con mucha mayor afluencia de peregrinos.
Como en todo en este mundo, hay bicigrinos y peregrinos de todas clases y colores. Unos amables, integrados en el espíritu jacobeo y con ganas de compartir algo con quienes se cruzan en el Camino y otros en plan más deportivo/vacacional/etc. Así en verano, he visto como grupos numerosos de bicigrinos adelantaban a cierta velocidad a los peregrinos, con el peligro que eso conlleva.
En invierno, lo que yo hice y recomiendo a todo bicigrino hacer, es pararse con cada peregrino que te encuentras. Sirven un par de palabras de aliento, pero en mi caso disfruté mucho de pararme y compartir Camino a pie durante unos kms. Fue una experiencia muy bonita.
En verano, es otra cosa por la gran afluencia de público, pero sigo creyendo que el hecho de ir en bici, no debe hacernos insensibles a otros peregrinos y debemos tener presente lo bonito que es pararse de vez en cuando a hablar con los demás. Para mí, esta es parte esencial del Camino, mucho más que los kms. que hacemos cada día.
Respecto al timbre, yo uso uno de esos que dan un pequeño campanillazo. Lo toco una vez desde lejos, para así advertir de mi llegada pero no asustar a nadie. Al llegar, aflojo la marcha, saludo amablemente y si se tercia, comparto unos segundos/minutos del Camino.
Como todo, si somos respetuosos, no habrá problema alguno. El Camino es de todos, sin duda, pero creo que nosostros los bicigrinos hemos de ser conscientes de que el peregrino es la parte más débil en este intercambio y por ello nos corresponde a nosotros tener una mayor empatía.
Saludos a todos.
Iván