por yeska Vie 12 Mar 2010, 11:49 pm
Pues yo hace un monton que guardo el libro de "las ratas" en la estanteria de casa, y nunca le habia prestado atención hasta ahora. Le he hechado un vistazo a el primer capitulo y, solo puedo decir que valla "bestia" Miguel Delibes. Su forma de explicar las cosas es increible, necesitas un diccionario por cada linea que lees. Se que es de la generación del 20, pero sus palabras son dificiles:
La cueva, a mitad del teso, flanqueada por las cárcavas que socavaban en la ladera las escorrentías de primavera, semejaba una gran boca bostezando. A la vuelta del cerro se hallaban las ruinas de las trescuevas de Justito, el Alcalde, volara con dinamita dos años atrás. Justo Fadrique, el Alcalde, aspiraba a que todos en el pueblo vivieran en casas, como señores.
Al tío Ratero le atosigaba:
---Te doy una casa por veinte duros y tú que nones. ¿Qué es lo que quieres, entonces?
El ratero mostraba sus dientes podridos en una sonrisa ambigua, entre estúpida y socarrona:
---Nada-decía.
Justito, el Alcalde, se irritaba y, en esos casos, la roncha morada de la frente se reducía a ojos vistas, como una cosa viva:
---¿Es que no te da la gana entenderme? Quiero acabar con las cuevas. Se lo he prometido así al señor Gobernador.
El Ratero encogía una y otra vez sus hombros fornidos, mas luego, en la taberna, Malvino le decía:
---Ándate al quite con el Justito. El tipo ése es de cuidado, ya ves. Peor que las ratas.
El Ratero derrumbado sobre la mesa le enfocaba implacable sus rudos ojos huidizos:
---Las ratas son buenas ---decía.
Malvino fue Balbino en tiempos, pero sus convecinos le decían Malvino porque con dos copas en el cuerpo se ponía imposble. Su taberna era angosta, sórdida, con el suelo de cemento y media docena de mesas de tablas, con bancos corridos a los costados. Al regresar del arroyo, el Ratero se recogía allí y se merendaba un par de ratas fritas rociadas con vinagre, con dos vasos de clarete y media hogaza. El resto del morral se lo quedaba el Malvino, a dos pesetas la rata. El tabernero solía sentarse junto a él mientras comía:
---Cuando los hombres no están contentos con lo que tienen arman un trepe, ?eh, Ratero?
Bueno unas letras de Miguel, es mi manera de homenajear a este gran escritor que nos acaba de dejar.
Gracias por el legado