(09) 21/09/2009 DESDE SEVILLA

Lunes 21 de Septiembre de 2009, Día 1.
Sevilla - Castilblanco de los Arroyos, 40 km. que al final fuera 50 y muchos.

Mala noche, imposible dormir, preparación nula de las alforjas, todo en el último minuto, repaso la lista de Tomás, los pedales imposibles quitar, así que la bici a la caja desmontando manilla, sillín y rueda delantera. Nervios, y alforjas a topes, al segundo día ya descubro que llevo un montón de peso.

Nada, una mierda de noche, bici por fin facturada, en el avión veo que una compañera del curro vuela conmigo, me ayuda un montón, le indica al conductor lo de la caja, y me dice que pase directamente por la puerta de atrás sin hacer cola y sin pasar delante de todo el mundo, cojonudo, hasta la parada final en el Parque del Prado de San Sebastián, casi en el centro de Sevilla.

LLegada al Parque, se ve la caja tirada, un sitio cojonudo para montar la bici tranquilamente, fresquito, puedes tirar todo a los bancos, sentarte, y a tu aire. Finalmente iba a dejar la caja, y un pavo de Jardines o de Limpieza me dice que recoja la caja, yo le digo que si me vigila la bici voy a tirar la caja, ningún problema, no tengo 3 manos.


Compro el agua más cara del Camino a 1,50 euros, y para el centro siguiendo la vía del tranvia, super tranquilo, guapo, sin prisas, mucha gente en bici, muy diferente a mi anterior experiencia a la salida del aeropuerto de León. Llego a la Catedral, en búsqueda de mi primer sello, doy una vuelta completa a la Cateral en su búsqueda hasta que una de Seguridad llama a un compañero para que venga con el Sello, mientras entro por una puerta trasera a un altar y veo la Catedral por dentro y la patrona de Sevilla, precioso.

Primer sello, primer azulejo y para el Camino.


Llamo a nuestro amigo Máximo Villaboa, era Lunes no puede acompañarme, pero el compañero se ofrece a tomar una cervecita en el Sol y Sombra en pleno barrio de Triana, calle Castilla por donde pasa la Vía de Plata, se atraviesa el puente de Triana se sigue el Guadalquivir, y al cabo de 1 km te lo encuentras no tiene pérdida, casi a las puerta de la salida de Sevilla.



Me tomo un Solomillo al ajo y 2 cervecitas, con los nervios no había comido y tenía unas sed tremenda, genial, Sol y Sombra un clásico. Vaya rollo que llevo y todavía no he empezado a pedalear, je-je.

Llega a Máximo, un crack, se toma una birrita y me indica cómo salir de Sevilla, hablamos y me comenta que acompaña a muchos bicigrinos con mucho gusto pero que hoy por curro no puede, ningún problema, saludarle ya es de agradecer, luego a posteriori, lo que hizo ya durante todo el Camino, de Matrícula de Honor, ha seguido todos mis pasos, me ha orientado, una verdadera ayuda y un amigo.

Primer punto del Camino a la salida de Sevilla, aquí Máximo teníamos que habernos hecho una foto!


Al final, no te hice caso, el Camino verdadero pasa por unas sendas llenas de escombros, veo la primera flecha amarilla, más chavolas, salto el preámbulo de Camas por una calle larga que me lleva a una rotonda hacia el pueblo de Santiponce y las ruinas de Itálica que estaba cerrado y rumbo a Guillena. Un camino largo larguísimo sin una sombra llena de piedras, primer pinchazo, estoy en medio de la nada, manera estupenda de empezar. Llamo a Máximo porque recuerdo que había que tomar una atajo.

Después de 300 kilómetros de ese camino interminable de polvo y piedras, me recuerda Máximo al final del Camino de Guillena no hay que seguir las flechas a la derecha, hay que desviar a la izquierda a la carretera y al pueblo. Paso por Guillena, poner las ruedas a la presión adecuada, más agua, yo creo que los 2 o 3 primeros días me bebí 500 litros de agua, -qué puto calor! no se quitaba nunca esa sed, labios resecos ni con todo el cacao del mundo, y estamos casi en Octubre.

En fin, con la tontería eran las tantas y no tenía ganas de perder más tiempo, así que cojo el turbo y con la lengua fuera cojo carretera y me pierdo una etapita que luego me iba a arrepentir, dirección a Castilblanco por carretera por Burguillos. Un infierno, más kilómetros, para arriba siempre, me decía Máximo los 2 catetos de la hipotenusa, pero una vecina de Guillena me comió la cabeza que el camino era imposible y que no podía pasar, un error, para el próximo Camino no perderse este trayecto entre dehesas que todo el mundo recomienda.

Finalmente a la entrada de Castilblanco un vecino me ofrece cama y duchita fresca por 10 euros un regalo, pero era mi primer día cómo me iba a quitar la experiencia de vivir mi primer día de Albergue, directos al Albergue, que francamente estaba genial, 3 habitaciones, 3 peregrinos sólos, habitación por peregrino, como señores.


Vista desde de el Albergue de Castilblanco, impresionante

Lo mejor: El Sol y Sombra, Villaboa, y el Albergue de Castilblanco.

Lo peor: Perderse el Camino entre Guillena y Castilblanco, y hacer el interminable y feo Camino hasta Guillena, todo al revés.

Eiii, vete preparando, pero es un Camino que te va a encantar.

Mira, observando tu foto del avatar me ha recordado a un cicloturista que hacía el Camino al revés, desde León y que terminaba en el Sahara, mira qué lleva detrás! otra rueda con 2 alforjas más, 4 en total, qué te parece?? me comentó que también se comercializa.

Un invento guapo, te pongo foto a ver si te gusta. Era vasco, un tio muy majo, y parecía un ciclista experimentado, me habló de cubiertas resistentes, de su rueda trasera supletoria, su supuesta comodidad... coincidimos en el Albergue de la Bañeza, un albergue muy recomendable.

La bici de la izquierda...

Martes 22 de Septiembre de 2009, Día 2.
Castilblanco de los Arroyos - El Real de la Jara, 36 km. como si fueran 50 pasando por el Cerro del Calvario.

Como el día anterior me había escaqueado de una etapa guapa, este día no quería perderme nada. Empiezo el día en Castilblanco y descubro que me han robado en la bici, había dejado la bici atada al lado de la verja del Albergue, la verja ha estado cerrada toda la noche, pero alguien ha metido la mano por la verja y me ha chorimangao la bolsa de herramientas que llevo debajo del sillín y la bomba de hinchar, gran protagonista de este inicio de Camino mío.

Me levanto tarde después que hubiesen salido mis compañeros, no he dormido bien pero tampoco mal, una pareja de vascos dejan como gitanitos de chocolate en el vestíbulo y eso que me zampo para desayunar, gracias. Esta parejita son unos cracks y me van a acompañar también parte de este inicio de Camino.

La noche anterior había cenado en el Algabereño enfrente del Albergue, un bar sin mucho encanto pero del que disfruté de mi primer menú del peregrino, tenía curiosidad por este bar cuando lo vi cuando llegué ya que soy fan del crápula de Diego Tristán, natural de La Algaba. 2 segundos platos como un campeón, una carne en salsa y calamares a la romana. Los del Albergue me habían recomendado otros bares pero estaban cerrados.

Lo dicho el día se había vuelto gris con el robo, así que me pongo a explorar por el pueblo para comprar herramientas, arreglar el parche del día anterior y desayunar, la gran estrella del día: LA MANTECA COLORAÁ, servida en tarros de barro, como si fuera paté, una exquisitez extrema, unas tostadas brutales con manteca a discrección a tu gusto, me salgo del bar para tener la bici más a la vista y a relajarme.

Sigo explorando el pueblo y me encuentro esta monada de iglesia, Iglesia del Divino Salvador, típica sevillana, pero no por eso con menos encanto.

Finalmente encuentro una tienda de marroquíes y les compro una bomba, y en una ferretería herramientas para cambiar una rueda. Salgo contento de Castilblanco, por fin empiezo a pedalear, es carretera hasta llegar al Parque de los berrocales, así que tranquilidad.

Me encuentro a un alemán que había dormido en el Albergue, me paro a ver si le pasaba algo, y me dice que ampollas y que está descansando, sigo mi Camino.

Entro en el Parque con titubeos, no estoy seguro de lo que me voy a encontrar, pero tengo ganas de marcha, me gusta lo que veo y sigo, me encuentro una estación de bomberos, me ofrecen agua y me paro, miro el paisaje y sigo contento con la decisión tomada.

Veo un ciervo, todo bajada, todo muy agradable, flechas amarillas todo genial, todo, todo hasta llegar a una verja, una camino estrecho, al poco un poquito más extrecho, más extrecho, casi no se ve, y de pronto cuesta arriba hasta un desnivel brutal. A empujar, llevaba mucho peso, la bici ingobernable, todo el subidón que llevaba, abajo de golpe y porrazo, arrastrar la bici hasta arriba del Cerro del Calvario es un Calvario, no hay mejor definición, un puto marrón.

Se piensa que lo peor ha pasado, pero, pero la bajada es igual de criminal, sólo los más osados y trialeros extremos se atreverían, así que poco a poco por el otro lado, Almadén de la Plata a la vista, voy bajando, yo pondría dinamita y echaría abajo el Cerro de los Cojones, si el pueblo está incomunicado, cómo nadie lo piensa, bueno se puede ir por carretera, je-je...

Todas las guías dicen que este trayecto no es recomendable para bici, como veis todo lo que voy haciendo es al revés de lo recomendado, soy 1 crack. En fin Almadén me tomo mi tiempo, visito el pueblo, doy una vuelta, y me meto en un bar que recomiendan a todos los peregrinos, en vez de una cervecita y una tapa rápida, me tomo un puto menú, ni Dios puede moverme con una cazuela de cazón con patatas que había trincao, en fin, son locuras transitorias, cosas de ir solo. Cuando arranco de nuevo, no tiro nada, así que voy por carretera, otra vez, al reves de todo el mundo, hasta Real de la Jara.

Carretera tranquila, guapa, llego a Real de la Jara, la idea era llegar a Monesterio, pero eran ya casi las 6, así que me paro, buen albergue también, un poco viejuno, pero que más suficiente, un regalo, me encuentro a la pareja de vascos de Castilblanco, habían hecho el trozo hasta el Parque de los Berrocales en taxi, así por eso han llegado tan lejos a pie, son muy agradables. Voy a la oficina de turismo a por las llaves del Albergue y a pagar, nos recomiendan un sitio para cenar, vuelta al Albergue, solo estamos los vascos en una habitación de 4, y otra habitación de 4 estoy con un francés, que se hace la cenita en el albergue.

Finalmente por la noche nos trincamos un secreto de cerdo ibérico de la zona y cenamos como campeones en el sitio que nos habían recomendado tras un par de vueltas por el pueblo porque el sitio no abría, mientras los cachondos me comentan que los trozos que me dejado por hacer por ir por carretera, el de Guillena y de Almadén son guapísimo, lo dicho, estoy haciendo el Camino al revés.

Lo mejor: Las tostadas con Manteca Coloraá de Castilblanco, El secreto ibérico de la Real de la Jara, el paseo por el camino de el Parque de los berrocales y el reencuentro con los vascos.

Lo peor: El robo en el Albergue de Castilblanco, y la subida al Cerro del Calvario