DÍA 23.-
CARIÑO – FERROL.-Este día, que preveíamos duro por la orografía, se complicó aún más en cuanto al tiempo ya que amaneció totalmente encapotado, lo que no impidió que a ratos dejara de llover y que a pesar de la lluvia disfrutáramos de uno de los paisajes más espectaculares, como lo es el recorrido entre Cariño y Cedeira.
La dura subida al Cabo de Ortegal y el durísimo ascenso a la Sierra de A Capelada, con muchos tramos empujando las bicis, se hicieron más penosos por la lluvia racheada y el fuerte viento del noroeste que reinaban por aquéllos agrestes y bellísimos parajes.
Desde Cariño se sube casi de forma constante hasta el faro de Ortegal y desde allí hasta alcanzar los 600 metros, dejando a nuestra derecha la vista de los impresionantes acantilados que con esa cota son los más altos de la Europa continental.
Faro de Ortegal.
Punta de Limo, ahora ya en el Atlántico, desde el cabo Ortegal.
Cariño desde unos 400 m. de altitud.
En plena Sierra de A Capelada, el fuerte viento empuja la niebla acantilados arriba.
Ya en el descenso, un crucero y un lugar de recuerdo al actor Leslie Howard, que a bordo de un avión de la RAF fue abatido en las cercanías por pilotos alemanes en 1943.
A continuación iniciamos el descenso a San Andrés de Teixido, a donde llegamos helados por el frío, la niebla y la humedad reinantes. Después, ya era todo bajar hasta Cedeira, donde hicimos acopio de fuerzas en un pequeño restaurante en la Plaza do Peixe.
Acantilados.
Santuario de San Andrés de Teixido, donde
"vai de morto quen no foi de vivo".
Subida desde San Andrés de Teixido haciendo
empujin.
Cedeira.
Reponiendo fuerzas y recuperándonos del frío del descenso con un buen pote gallego.
Ría de Cedeira.
En apenas 35 kilómetros se nos había ido toda la mañana. Esta etapa, demasiado larga cuando la planificamos, decidimos dejarla al albur de las circustancias, de modo que en Valdoviño, ya que la lluvia no cesaba y que andábamos bastante mermados de fuerzas, tomamos la C-646 hacia Ferrol, dejando la Costa de Ferrolterra-Valdoviño para otra ocasión. No obstante, lo visto hasta allí compensaba con creces tanto el esfuerzo como el tiempo dedicado.
Había ganas de llegar, darse una ducha caliente y cambiarse de atuendo, para lo cual nos dirigimos al Hotel Silva, viejo conocido en donde nos hospedaríamos por tercera vez. Siempre nos gustó el trato familiar y amable, así como lo correcto de sus instalaciones.
Llegada a Ferrol.
DÍA 24.
EL REGRESO.-Teníamos por delante todo un día de viaje en tren, supuestamente porque al hacer transbordo en Oviedo nos informan de que debido a un desprendimiento en la vía entre Arriondas y Posada de Llanes no nos llevan las bicis ya que el recorrido afectado se haría en autobús y éste no se hace cargo.
La opción B es el autobús (Alsa), que por otra parte nos dejaría en nuestro destino a la msima hora.
Como no tengo ganas de embalar la bicicleta, compro la bolsa que venden para ello (9,50 €) y que de paso conservo para futuros viajes. Quitando la rueda delantera cabe perfectamente y es muy cómoda de utilizar y transportar.
En resumen, una ruta totalmente aconsejable, donde dejarse llevar por el tiempo, disfrutar del paisaje y la gastronomía, y que sin duda volvería a repetir.