Buenas a todos!!
Finalmente tengo que decir que LO CONSEGUÍ!! Lo cual para mí es un hecho muy importante, por múltiples factores. La felicidad que tuve en varios momentos al llegar a Santiago fue algo indescriptible. También lo fueron los malos momentos que pasé hasta que llegue. Pero lo importante fue la llegada.
Al final cambié mi bici, básicamente porque mi vieja bici tenía los frenos consumidos casi en su totalidad, y la cadena estaba a punto de decir basta, lo que a la vez perjudicó a plato y piñones....así que decidí cambiarla a 10 días de irme. La elección (mala) fue otra bici de Decathlon, la cual durante el camino me dió múltiples problemas (a los pocos kilómetros salió volando un plato que trae de plástico, también el freno, cambios desajustados, frenos desajustados, rueda delantera rozando con freno de disco, desengrasada...). Pero eso es otra historia.
Al salir de casa mi intención era hacer 6 etapas. Durante el camino estuve en varios momentos pensando si hacer 5-6, hasta que finalmente la forma en la que me encontraba en cada etapa me permitió hacerme en 5 días el recorrido Puerto de Pajares - Santiago de Compostela. Los 5 días fueron un poco forzados, porque me salió una cosa de trabajo, y el tener un día de descanso previo a volver al trabajo en mi casa me dio fuerza para hacerme 5 días.
Desgranamos por etapas:
Etapa 1: Puerto de Pajares - Astorga (116 km.)
El inicio de la etapa fue el punto mas alto del puerto de Pajares, justo en la frontera de León y Asturias. A las 8 de la mañana puse rumbo a León, con sol, pero con un frío de alta montaña tremendo. Al ser un terreno en descenso, me lo tomé como calentamiento de piernas, para ir cogiendo kilómetros según me acercaba a León. Con lo que no contaba era con el Alto del Rabizo, una subida de aproximadamente 6 kilómetros que me calentó las piernas antes de lo que pensaba. Una vez superado, girar la cabeza hacia atrás y ver la cordillera Cantábrica fue la primera alegría. Todo el trayecto hasta León fue por carretera genera, y en llano desde El Rabizo hasta León capital.
Una vez allí, en la Catedral, eran las 12 de la mañana, y tras comprobar que mis piernas estaban en buenas condiciones, decidí hacerme la etapa del día siguiente: Astorga. Unos 46 kilómetros. Todos ellos por el camino francés, lo que descendió mi ritmo durante buena parte de la etapa (salida de León por terreno de tierra y piedras). Tras 20 kilómetros, me detuve a comer. Faltaban 28 insufribles kilómetros a Astorga. Insufribles porque al volver a la bicicleta noté una molestia muy fuerte en mi pierna izquierda. La molestia me impidió durante todo el Camino ponerme un sólo segundo de pie sobre la bici. Además de las clásicas molestias en el culo. Tras alcanzar Hospital de Órbigo muy cansado, los últimos 10 kilómetros hasta Astorga se hicieron inalcanzables. En esta etapa aprendí a tener paciencia, lo cual sería muy necesario en días posteriores. A la llegada a Astorga, preferí descansar en un Hotel, puesto que estaba totalmente extenuado. Me precipité al querer hacer una primera etapa tan larga, que me provocó muchas molestias, y 7 horas sobre un sol tremendo refrendaron la idea posterior de que me equivoqué al alargar tanto la primera etapa.
Etapa 2: Astorga - Ponferrada (58 km.)
La etapa comenzó a las 9 de la mañana con muchísimas dudas, ya que la pierna me continuaba doliendo muchísimo y tenía algunas molestias en otras partes del cuerpo. Decidí rodar y rodar, y si en algún momento tuviese que retirarme, hacerlo intentándolo. Salí de Astorga, y los primeros 10 kilómetros los hice con bastante dolor. Se agradecía que el terreno fuese llano. No se agradecía, sin embargo, el calor insoportable que tuve en toda la etapa (Llegué a Ponferrada con 37 grados). Disfruté bastante de la etapa en los momentos previos a la subida a la Cruz de Hierro.
La subida a Cruz del Hierro la hice sólo, sin cruzarme con casi nadie por el Camino. A mi ritmo, con tranquilidad y paciencia fui ascendiendo poco a poco mientras descubría que los dolores parecían remitir poco a poco. A la llegada al Alto, otro gran momento, al pensar que había sido capaz de llegar allí. Una pintada en la carretera con "Don't be afraid" me dio alas para continuar. Desde lo alto, bajada hasta los 10 kilómetros previos a Ponferrada. Primera gran bajada, un alivio. La entrada en Ponferrada, buscando albergue se hizo mas larga de lo que pensaba, por lo que tuve que parar allí para comer. Finalmente, y tras la paliza del día anterior, decidí parar y no proseguir hasta Villafranca del Bierzo. Un descanso no me iba a venir mal, en previsión de lo que llegaba al día siguiente.
Etapa 3: Ponferrada - Triacastela (82 km.)
Al despertarme pensé "Etapa reina". Y así la afronté. Salí de Ponferrada a las 8:00 repitiendo una y otra vez "O Cebreiro, O cebreiro...". Antes de entrar en Villafranca del Bierzo, pinchazo, dado que el terreno tenía bastantes piedras peligrosas. Una hora y media después, continuo la marcha. Recorro Cacabelos, Fuentesnuevas, la propia Villafranca....zonas preciosas de El Bierzo. Quizá mi parte favorita del Camino. A través del Camino colindante a la N-6 llegó fresco a O Cebreiro. Antes de comenzar a subir como, aunque los nervios son mayores que el hambre. Es la primera vez que subo un puerto tan exigente. Y lo noté, vaya que sí. Ni una sóla sombra, un calor insoportable hizo que tuviese que echar pie a tierra la mayor parte de la subida. Lo cual no me parece ninguna blasfemia, puesto que andando quizá me cansaba más, dado el peso de las alforjas, mochila y bicicleta. Al llegar a Laguna de Castilla creí morir. Tras un descanso, proseguí la subida como pude.
Al llegar al pueblo de O Cebreiro (precioso, por cierto), no podía ni tenerme en pie. Gran pájara. Tras refrescarme muchísimo, fui a un ritmo lento hasta el Poio. Una vez allí, otro descanso en el bar que corona el Alto (por cierto, pedazo de precios, baratísimo todo a lo largo del Camino). Desde aquí era todo descenso hasta Samos, así que decidí dejarme llevar y bajar hasta Triacastela, que es donde estaba el Albergue que mas me convenció. Gran etapa, gran alegría me llevé al llegar y saber que había superado lo peor.
Etapa 4: Triacastela - Melide (87 km.)
Me faltaban unos 140 kilómetros. Así que pensé hacerme 3 etapas de unos 45 kilómetros cada una. Con tranquilidad. Salí a las 8:30 de Triacastela con fresco (por fin) y con la tranquilidad que da un pueblo como Triacastela. Visité la preciosa villa de Samos, y llegue a la gran Sarria. No me permití ni un solo descanso, ya que el sol empezaba a pegar otra vez fortísimo, y me esperaba un largo repecho a la salida de Sarria. Tras ello, llegué a Portomarín, una villa muy bonita, donde tenía el fin de etapa.
Allí, comí, y empecé a pensar que quizá me encontraba con fuerza para subir un alto que hay a la salida de Portomarín. "Duro, bastante duro", según me contaban los bicigrinos de la zona. Tras la comida, con fuerzas, decidí subirlo. Muchísimo sol y calor, y un ritmo lento pero consistente, me hizo superar el alto con mas facilidad de la que preveía. Al llegar al Alto do Hospital pensé que ya no me quedaban mas grandes subidas, sino los famosos "dientes de sierra" gallegos. Decidí seguir hasta donde no pudiese más. Superé Palas de Rei, y como estaba con fuerza, llegué hasta Melide. Cansado, mucho, con las piernas cada vez mas pesadas. Pero con una alegría inmensa dentro del cuerpo al ver que había conseguido llegar a la provincia de Coruña. Una etapa como esta, mucho mas lejos de Santiago, no habría sido capaz de hacerla, pero la cercanía la llegada me hizo seguir hasta que no pudiese más. Casi en su totalidad, la etapa la hice por carretera general.
Etapa 5: Melide - Santiago de Compostela (56 km.)
Nada mas despertarme pensé que ese era el día. A las 7:30 de la mañana ya estaba preparado para salir, aunque ese día Galicia me tenía preparado un elemento con el que hasta el momento no había luchado: La lluvia. Y yo, con gafas de sol graduadas, no tenía mucha visibilidad. Comencé a rodar por las pistas del Camino, entre bosques, hasta Arzúa. Sin embargo, el excesivo número de peregrinos, unido a la lluvia, los charcos, y el no tener ya cámaras de aire de repuesto para los pinchazos me hizo volver a la carretera general pasado Arzúa. La zona era preciosa. Aunque debido a la lluvia no la pude disfrutar mucho. El ritmo en esta etapa fue paupérrimo, quizá por la cercanía de Santiago, quizá por la lluvia, pero tuve que parar mas veces que de costumbre a ingerir alimentos.
Los dientes de sierra, más que a las piernas, donde afectaron principalmente fue a la cabeza. El acabar de subir un repecho, y ver al fondo otro....puf, se hizo interminable. Santiago no llegaba nunca. Tras superar un gran repecho previo a la llegada al aeropuerto de Santiago, empecé a ver la luz. Estaba cerca. Felicidad. Me quedaba el Monte do Gozo, en donde me perdí y acabé dando vueltas por la TVG. No tenía apenas fuerzas para subir otro puerto, así que en el Monte do Gozo gocé poco, sobre todo sorteando peregrinos en sospechosas condiciones etílicas gritando, y empujándome la bici. De pronto empecé a bajar "Estoy, estoy..." empecé a pensar con gran emoción. Y estaba. Comencé la entrada a Santiago por San Lázaro.
Soy bastante expresivo, así que la gente que me vio entrando se debió de reír bastante, ya que en buena parte de la entrada a Santiago lo celebré. Recordando los malos momentos. La lluvia, el sol. Mi pierna, mi culo...ya me encontraba en el casco histórico. Encontrar el Obradoiro fue mas complicado de lo pensado, y tras confundirme de entrada y casi entrar a la Catedral con la bici, logré llegar a la Plaza. Emoción impresionante. Dejé caer la bici justo en el centro de la plaza y me puse a llorar de alegría. Estuve media hora sonriendo, recordando y animándome a mi mismo. Un grandísimo momento.
Finalmente, dejé Santiago entre lluvia, con la alegría de haber conseguido el objetivo, con muchas dificultades, pero habiendo logrado hacer algo que pocas semanas antes me parecía absolutamente inviable. Sublime experiencia.