3 de octubre de 2012. De un poco más allá de Caudete a Alcalá del Júcar.
Ha hecho tan buena noche que la tienda esta chorreando de la humedad, vaya tela, esta literalmente chorreando.
Son las seis de la mañana mientras recojo todo y voy viendo como suben camiones hacia la cantera. También pasan algunas maquinas por el camino para empezar la jornada en el campo.
A las ocho estoy pedaleando. Según el GPS me quedan 28 kilómetros hasta Almansa, allí tengo que comprar pan y un botecillo de aceite para la cadena de la bici.
A Almansa llego a las diez de la mañana, todo el recorrido es en subida, muy suave, pero subida.
Estoy una hora moneando por Almansa entre unas cosas y otras. Salgo hacia Alpera, hay que subir algo para salvar la sierra del Mugrón y ya camino fácil hasta Alpera.
Saliendo de Almansa.
Aquí termina la subida al Mugrón.
Al iniciar la bajada me busco un rincón donde hacerme un bocata. De aquí a Alpera es un camino muy cómodo para rodar.
De camino hacia Alpera se separan el Camino de Levante y la Ruta de la Lana
Alpera
En Alpera paro a comprar agua y algo para cenar, hoy toca fabada. Los primeros kilómetros después de Alpera los hago por la carretera hasta que la ruta cruza de derecha a izquierda y me vuelvo a incorporar a la ruta para ya ir por camino hasta Alatoz.
Aquí me incorporo a la Ruta.
De camino hacia Alatoz.
Alatoz.
En Alatoz paro en un bar a comprar agua y tomarme un café.
Mientras me tomo el café llega un tío con todo el careto del Arguiñano. Mira la bici, me pregunta a donde voy y cuando le digo que voy a Cuenca por la Ruta de la Lana me dice que él es el hospitalero de Alatoz.
Él sigue hablando mientras intento recordar algo que he leído en algún sitio. Ya creo saber lo que es y le pregunto si conoce a un tal Pepe Koete. Jajajajajaja, lo conoce, vaya que si lo conoce.
Pepe Koete es un tio de Sevilla que hizo esta ruta hace ya unos años y que yo encontré por internet hace un par de años. Pepe Koete viene a Alatoz desde Sevilla de vez en cuando a visitar al hospitalero y agarrar alguna tormenta, según me dice el Rosendo, que así se hace llamar el hospitalero en cuestión (Miguel Ángel se llama en realidad, lo de Rosendo es por su padre).
El Rosendo me dice que conmigo somos 25 los que hemos pasado por allí en lo que va de año. Dice que va al albergue a por el cuño y me cuña la credencial allí mismo en el bar, le digo que no se moleste (en tal de no perder un rato de conversacion si insiste mucho lo ato a la silla) y allí seguimos un rato de charreta hasta que decido marchar.
Me voy de Alatoz hacia Alcala del Jucar.
Voy por el Camino hasta que llego a la carretera donde ya seguiré por ésta hasta Alcalá del Júcar. Cuando se inicia la bajada la ruta deja la carretera para ir a Casas del Cerro pero de este pueblo a Alcalá del Júcar hay un tramo impracticable para el remolque, ya lo evité el año pasado y este no va a ser menos.
Esta inmensa llanura esta cortada por el Júcar que esta ahí como escondido, a lo suyo, ajeno a lo que pasa más arriba.
Miro el GPS y veo que son las seis, así es que a montar el nido. Me meto en un campo debajo de un buen par de árboles que me protegerán algo de la humedad de la noche y cuando estoy desmontando todo veo que solo tengo una botella de agua. Me toca recoger y bajar a Alcalá del Júcar.
Una vez en Alcalá del Júcar veo que salir de allí me va a llevar media hora o más y luego hay que buscar un rincón donde anidar, más o menos, la misma historia que el año pasado y que me dieron las ocho de la tarde. No me lo pienso dos veces y en el primer hostal pregunto si tienen sitio para mi y para mis trastos. Tienen sitio así es que aquí me quedaré. No era lo previsto, pero no me quiero complicar la vida alargando la jornada más de la cuenta.
En el hostal saco la tienda de la bolsa para ver como va y está hecha un churro, tanto el techo como la cubeta interior, entre el agua de la humedad dichosa y la tierrecilla del olivar se le ha hecho una capa de barro muy...
Ha sido un acierto doble el haberme quedado aquí.
Me ducho y después cuelgo la tienda dentro de la ducha con los pulpos y la lavo. La ropa no se lava, está castigada. Me acicalo y me voy a dar una vuelta por el pueblo.
El hostal tiene bar y junto a éste hay dos más, pero están llenos de la gente joven del pueblo dispuestos a ver el partido de la champions y no esto lo que busco. Como de sobra es sabido por todos, junto a la iglesia de todo pueblo siempre hay, por lo menos, un bar. Así es que para la iglesia.
Correcto subiendo la cuesta que lleva a la iglesia, por la calle Hondonera, doy con el Bar Cueva Hondonera y allí me quedo con la gente mayor del pueblo que hablan de sus cosas y son bastante más abiertos hacia los forasteros.
Mientras me pongo fino de todo tipo de viandas típicas de la zona y vino a cubos entra un hombre que es como Arguiñano pero calvo, además se llama Carlos y la clientela del bar le llaman Arguiñano. ¿Qué pasa hoy con Arguiñano? ¿Son sus antepasados de esta zona? En menos de 20 kilómetros con dos Arguiñanos que me he topado ¿esto que es?
Los parroquianos alucinan de lo que zampa la lima y cuando pido la última tapa el mesonero me dice "no me creo que aún tengas hambre" a lo que yo le respondo "esta última ya es vicio". No me podía ir sin comer un platito de lomo de orza. Me tomo un cortado y me voy paseando para el hostal.
En el bar junto al hostal han puesto una tele en la calle y allí están viendo el Madrid - Ajax. Pues allí me siento a tomarme un par de baqueritos antes de recojerme.
Subo a la habitación, la tienda está limpia y bastante seca. Aprovecho los cortineros de la habitación y con los pulpos tiendo allí bien la tienda y la seco con una toalla.
Dejo todo preparado para mañana y me tiro en la cama a escribir esto que ahora leéis. Podía estar en un campo disfrutando de la buena noche que hace pero tampoco me voy a lamentar.
Si sigo conforme voy, a unos 90 kilómetros al día, mañana llegaré a Campillo de Altobuey o por ahí.
En fin... mañana será otro día y ya veremos donde termino.
Hasta mañana.