Hace unos meses, en una de esas charlas semanales que telefónicamente mantenemos mi madre y yo, me comentó que habia comprado un libro sobre ciclismo(me imagino que lo compró para intentar comprendar las aficiones de su hija) .Hace dos meses cuando bajé a visitar a la familia, encontré entre los libros de estudios de Teologia de mi madre dicho ejemplar: El ciclista de Tim krabbé. Me lo lleve a la cama para echarle una ojeada antes de que me inundara una tremenda pasion de sueño. No, No... el libro no era aburrido pero tenia algunas palabras técnicas que me hicieron pensar que seria mejor llevarmelo a casa y leerlo detenidamente.
Ahora ya lo he terminado y ha sido una lectura apasionante que os recomiendo a todos y todas , vais a reir un rato y vais a sentir una tremenda emocion cuando os sintais identificados con el escritor. He extraído un pequeño relato del libro, en cuanto lo leí pensé mucho en vosotros:
" En entrevistas a ciclistas que he leído y en las conversaciones que he mantenido con ellos siempre acaba saliendo lo mismo: lo mejor de todo es el sufrimiento. En Amsterdam entrené una vez con un canadiense, Novel, que por entonces vivía en Holanda. Un blandengue de cuidado: era campeón de Canadá en seis modalidades distintas del estéril arte del ciclismo en pista, pero le faltaba carácter para el trabajo duro en el ciclismo de carretera.
El cielo se oscureció, el agua del canal se rizó, se desató un fuerte temporal. Novell se enderezó en el sillin y , levantando los brazos al cielo, gritó:
_ Ven lluvia , empapamé. ¡Oh, lluvia, empápame, mójame!
Pero vamos a ver : sufrir es sufrir , no?
La Milan-San Remo de 1910 la ganó un ciclista que pasó media hora escondido en un refugio de montaña durante una tormenta de nieve. ¡Sufrió lo suyo!
La Bruselas-Amiens de 1919 la ganó un ciclista que tuvo que correr con la rueda delantera pinchada durante los últimos cuarenta kilometros. ¡Vaya si padeció! Llegó a las once y media de la noche con una hora y media de ventaja sobre los otros dos únicos corredores que acabaron la carrera. Aquel dia fue como una noche, los árboles se agitaron sin cesar, el viento mandó a los granjeros de vuelta a sus granjas, hubo granizo, boquetes de bombas de la guerra, cruces de caminos en los que los gendarmes habían desertado y corredores que tuvieron que subirse a hombros de otros para limpiar las señales enfangadas.
Ah, quien hubiera sido ciclista en aquellos tiempos. Porque tras pasar por la línea de meta todo el sufrimiento se transforma en placer. Ésa es la recompensa que la naturaleza otorga a los ciclistas por el homenaje que le rinden con sus padecimientos. Almohadones de terciopelo, parques zoológicos, gafas de sol, las personas se han vuelto ratoncitos de lana. Siguen teniendo cuerpos que podrían aguantar cinco dias y cuatro noches caminando por un desierto de nieve sin comida, pero dejan que les den palmaditas en la espalda por haber salido a correr una hora en bicicleta.
-¡Así se hace!
En vez de mostrar agradecimiento a la lluvia mojándose, la gente va y saca el paraguas. La naturaleza es una anciana dama con pocos pretendientes, y a los que aún desean beneficiarse de sus encantos los recompensa de manera apasionada.
POR ESO HAY CICLISTAS"
Espero que hayais disfrutado con este relato
besiños a todos y todas
Ahora ya lo he terminado y ha sido una lectura apasionante que os recomiendo a todos y todas , vais a reir un rato y vais a sentir una tremenda emocion cuando os sintais identificados con el escritor. He extraído un pequeño relato del libro, en cuanto lo leí pensé mucho en vosotros:
" En entrevistas a ciclistas que he leído y en las conversaciones que he mantenido con ellos siempre acaba saliendo lo mismo: lo mejor de todo es el sufrimiento. En Amsterdam entrené una vez con un canadiense, Novel, que por entonces vivía en Holanda. Un blandengue de cuidado: era campeón de Canadá en seis modalidades distintas del estéril arte del ciclismo en pista, pero le faltaba carácter para el trabajo duro en el ciclismo de carretera.
El cielo se oscureció, el agua del canal se rizó, se desató un fuerte temporal. Novell se enderezó en el sillin y , levantando los brazos al cielo, gritó:
_ Ven lluvia , empapamé. ¡Oh, lluvia, empápame, mójame!
Pero vamos a ver : sufrir es sufrir , no?
La Milan-San Remo de 1910 la ganó un ciclista que pasó media hora escondido en un refugio de montaña durante una tormenta de nieve. ¡Sufrió lo suyo!
La Bruselas-Amiens de 1919 la ganó un ciclista que tuvo que correr con la rueda delantera pinchada durante los últimos cuarenta kilometros. ¡Vaya si padeció! Llegó a las once y media de la noche con una hora y media de ventaja sobre los otros dos únicos corredores que acabaron la carrera. Aquel dia fue como una noche, los árboles se agitaron sin cesar, el viento mandó a los granjeros de vuelta a sus granjas, hubo granizo, boquetes de bombas de la guerra, cruces de caminos en los que los gendarmes habían desertado y corredores que tuvieron que subirse a hombros de otros para limpiar las señales enfangadas.
Ah, quien hubiera sido ciclista en aquellos tiempos. Porque tras pasar por la línea de meta todo el sufrimiento se transforma en placer. Ésa es la recompensa que la naturaleza otorga a los ciclistas por el homenaje que le rinden con sus padecimientos. Almohadones de terciopelo, parques zoológicos, gafas de sol, las personas se han vuelto ratoncitos de lana. Siguen teniendo cuerpos que podrían aguantar cinco dias y cuatro noches caminando por un desierto de nieve sin comida, pero dejan que les den palmaditas en la espalda por haber salido a correr una hora en bicicleta.
-¡Así se hace!
En vez de mostrar agradecimiento a la lluvia mojándose, la gente va y saca el paraguas. La naturaleza es una anciana dama con pocos pretendientes, y a los que aún desean beneficiarse de sus encantos los recompensa de manera apasionada.
POR ESO HAY CICLISTAS"
Espero que hayais disfrutado con este relato
besiños a todos y todas