Yo os diré que en mi primer Camino sí llevaba ropa interior, pero al segundo día empecé a tener problemas de rozaduras y mi compañero de fatigas se hechó las manos a la cabeza al enterarse que llevaba calzoncillos.
Desde ese momento, nunca más llevé ropa interior y voy genial. Eso sí, antes de empezar a pedalear, vaselina en condiciones.