El Comercio digital (20.03.10)
Peregrino por gratitud Pepe García, único superviviente de un naufragio ocurrido en 1999, lleva recorridos 95.000 kilómetros de santuario en santuario A José
Antonio García Calvo 'Pepe', un gaditano de 60 años, una promesa le ha llevado a atravesar Asturias y parar en Villaviciosa de camino a Santiago. Su historia parece sacada de otro tiempo, de otra época. El 1 de enero de 1999 el pesquero en el que faenaba García naufragó frente a las costas de Noruega. Este nativo del Puerto de Santa María fue el único superviviente de los 17 tripulantes de aquella nave. Permaneció 9 horas agarrado a los cadáveres de dos compañeros luchando por su vida. En ese momento se hizo una promesa a sí mismo y a la virgen del Carmen, si conseguía sobrevivir recorrería todos
los santuarios del mundo, incluido Covadonga, y a fe que lo ha hecho.
Tras ser rescatado y pasar más de ocho meses en una cámara hiperbárica para recuperarse de las lesiones, cogió el dinero que tenía ahorrado (36.000 euros) y comenzó a caminar. De eso hace ya nueve años. En todo este tiempo Pepe ha recorrido más de 95.000 kilómetros por todos los continentes, menos Oceanía. Ha estado en México, Argentina, La India, Siberia, decenas de países europeos,
e incluso ha llegado a atravesar a pie el estrecho de Bering, que une, cuando está congelado, Alaska y Rusia. Los recuerdos de tantos lugares se agolpan en su mente aunque guarda especial cariño a la localidad bosnia de Medugorje. «Es un lugar donde realmente se siente la fe, aunque no está reconocido porque el dinero que recauda la iglesia de allí lo emplea en reconstruir la ciudad que quedó
destruida tras la guerra de los Balcanes en vez de entregarlo al Vaticano», explica García, quien en sus viajes no guarda buen recuerdo de los curas. Su última mala experiencia, ayer mismo, cuando después de dormir a la puerta de la iglesia de Colunga llegó a Villaviciosa y se dirigió a la parroquia para pedirle al cura local que le invitase a un café para entrar en calor y éste, según cuenta, se negó. Atropellos Y es que a estas alturas a Pepe ya no le queda un euro con el que comprar el pan y continúa su viaje gracias a la hospitalidad de la gente que se encuentra en el camino.
Está a pocas semanas de poner fin a la última etapa de su viaje, su tercer Camino de Santiago, que comenzó desde Jerusalén y que en estos meses le ha llevado a atravesar Israel, Siria, Turquía, Grecia, Montenegro, Bosnia, Croacia, Eslovenia, Italia, Francia y España. Del país transalpino, en el que ha estado varias veces, vienen sus peores recuerdos. «Italia no está preparado para los peregrinos. No hay caminos y hay que caminar por la carretera. Muchos peregrinos han muerto atropellados por camiones», recuerda con un gesto de pena que atraviesa su curtido rostro plagado de cientos de arrugas fruto del
esfuerzo acumulado durante años. Una vez llegue a Santiago pondrá rumbo a Cádiz, esta vez en tren, para por fin descansar, ver de nuevo a su hija y conocer a sus dos nietos, una chica de 5 años y un niño de tan sólo 1. Y allí acabará de escribir un libro que recogerá las principales experiencias que ha vivido durante esta última década y que llevará por título 'Los tres enemigos
del peregrino: los curas, los perros de dos patas (las personas) y los pies'.
http://www.elcomerciodigital.com/v/20100320/gente/peregrino-gratitud-201\
00320.html
Peregrino por gratitud Pepe García, único superviviente de un naufragio ocurrido en 1999, lleva recorridos 95.000 kilómetros de santuario en santuario A José
Antonio García Calvo 'Pepe', un gaditano de 60 años, una promesa le ha llevado a atravesar Asturias y parar en Villaviciosa de camino a Santiago. Su historia parece sacada de otro tiempo, de otra época. El 1 de enero de 1999 el pesquero en el que faenaba García naufragó frente a las costas de Noruega. Este nativo del Puerto de Santa María fue el único superviviente de los 17 tripulantes de aquella nave. Permaneció 9 horas agarrado a los cadáveres de dos compañeros luchando por su vida. En ese momento se hizo una promesa a sí mismo y a la virgen del Carmen, si conseguía sobrevivir recorrería todos
los santuarios del mundo, incluido Covadonga, y a fe que lo ha hecho.
Tras ser rescatado y pasar más de ocho meses en una cámara hiperbárica para recuperarse de las lesiones, cogió el dinero que tenía ahorrado (36.000 euros) y comenzó a caminar. De eso hace ya nueve años. En todo este tiempo Pepe ha recorrido más de 95.000 kilómetros por todos los continentes, menos Oceanía. Ha estado en México, Argentina, La India, Siberia, decenas de países europeos,
e incluso ha llegado a atravesar a pie el estrecho de Bering, que une, cuando está congelado, Alaska y Rusia. Los recuerdos de tantos lugares se agolpan en su mente aunque guarda especial cariño a la localidad bosnia de Medugorje. «Es un lugar donde realmente se siente la fe, aunque no está reconocido porque el dinero que recauda la iglesia de allí lo emplea en reconstruir la ciudad que quedó
destruida tras la guerra de los Balcanes en vez de entregarlo al Vaticano», explica García, quien en sus viajes no guarda buen recuerdo de los curas. Su última mala experiencia, ayer mismo, cuando después de dormir a la puerta de la iglesia de Colunga llegó a Villaviciosa y se dirigió a la parroquia para pedirle al cura local que le invitase a un café para entrar en calor y éste, según cuenta, se negó. Atropellos Y es que a estas alturas a Pepe ya no le queda un euro con el que comprar el pan y continúa su viaje gracias a la hospitalidad de la gente que se encuentra en el camino.
Está a pocas semanas de poner fin a la última etapa de su viaje, su tercer Camino de Santiago, que comenzó desde Jerusalén y que en estos meses le ha llevado a atravesar Israel, Siria, Turquía, Grecia, Montenegro, Bosnia, Croacia, Eslovenia, Italia, Francia y España. Del país transalpino, en el que ha estado varias veces, vienen sus peores recuerdos. «Italia no está preparado para los peregrinos. No hay caminos y hay que caminar por la carretera. Muchos peregrinos han muerto atropellados por camiones», recuerda con un gesto de pena que atraviesa su curtido rostro plagado de cientos de arrugas fruto del
esfuerzo acumulado durante años. Una vez llegue a Santiago pondrá rumbo a Cádiz, esta vez en tren, para por fin descansar, ver de nuevo a su hija y conocer a sus dos nietos, una chica de 5 años y un niño de tan sólo 1. Y allí acabará de escribir un libro que recogerá las principales experiencias que ha vivido durante esta última década y que llevará por título 'Los tres enemigos
del peregrino: los curas, los perros de dos patas (las personas) y los pies'.
http://www.elcomerciodigital.com/v/20100320/gente/peregrino-gratitud-201\
00320.html