06-JulioEmpieza la jornada con las famosas escaleras de Pobeña, ¡qué no son para tanto! No hizo falta ningún sistema de porteo: si se le coge el punto (empujar desde el manillar con el cuerpo bastante inclinado hacia adelante) se suben bastante bien por el regato de la izquierda.
Luego el recorrido por la antigua vía de Itsaslur o Piquillo, realmente bonita. Inmediatamente, desde Ontón, una fuerte subida de 2'5 kilómetros, con una pendiente de más 6% pero tramos más duros (Saltocaballo).
Un rápido descenso lleva a Castro Urdiales (tras otra pequeña cuesta en Mioño), localidad que merece una parada para ver la iglesia de Santa María y el faro-castillo, además del paseo marítimo. Allí tuvimos el único pinchazo de todo el Camino.
A la salida de Castro no seguimos la carretera sino que vamos por un camino que pasa junto al camping y sigue por Allendelagua (algunas cuestas más). También nos metimos por algún camino a la derecha de la carretera para salir a Islares, pero tal vez no merece la pena y es mejor seguir por la nacional.
Después de El Pontarrón viene otra subidita importante: dos kilómetros con una pendiente próxima al 7%. Seguimos bajando ahora a Mollaneda para afrontar una nueva subida por la N-634: tres kilómetros que nos acercan a Laredo. Bordeamos su enorme playa por el paseo marítimo para llegar al pequeño embarcadero desde donde navegamos para cruzar a Santoña. Imperdible la Taberna Alberto (calle Santander

, un lugar auténtico para tomar sidra, queso y anchoas.
Luego se sale hacia el penal del Dueso, se pasa entre la playa de Berria y las marismas, se pasa por Argoños y poco después se toma un desvío a la izquierda hacia San Miguel de Meruelo, por carretera local muy agradable. Al final del barrio de la Iglesia hay que desviarse a la izquierda (creo que no hay indicación) para bajar a cruzar el río Campiezo y empezar a subir hacia Bareyo. Enseguida se llega al albergue de Meruelo, muy nuevo y agradable (dudamos si quedarnos allí, pero seguimos hasta Güemes). Y pronto comienzan las subidas cortas pero duras, alternadas con bajadas similares para llegar al famoso albergue del Abuelo Peuto (o de la comunidad formada por su nieto).
Este es un albergue muy peculiar. En realidad es un complejo con diversas habitaciones (curiosamente a los ciclogrinos nos pusieron juntos, como si fuéramos una subespecie), salas de reuniones, biblioteca, comedor, y mucho espacio abierto. O bien ese día el padre Ernesto no estaba muy inspirado o no entendimos bien su mensaje, pero resultó algo reiterativo al explicar que el albergue es de donativo libre pero responsable. No hacía falta insistir, ya sabemos lo que es lógico depositar por la estancia, la cena y el desayuno... Fue un poco decepcionante. Pero el albergue es de lo mejor en cuanto a instalaciones.
Al final, casi 70 kilómetros y en torno a 1400 metros de ascensión acumulada. Una buena paliza en un día que acabó siendo bastante caluroso.
07-JulioLa salida del albergue comienza con una bajadita para ir en dirección a Güemes (sin entrar en el pueblo) y luego girar para buscar la carretera y Galizano (con alguna subidita para ir calentando). Nos desviamos entrando en Galizano para visitar su playa y la de Langre, transitando por una sendero entre el acantilado y los campos de maíz. Muy chulo.
Luego seguimos por Loredo para salir a la carretera y buscar el embarcadero de Somo. Aquí el trayecto marítimo es un poco más largo que en las dos ocasiones anteriores, pasando por Pedreña para llegar a Santander (que merecería una visita en profundidad, pero nos limitaremos a tomar algo y seguir rumbo).
El recorrido por Santander es aprovechando el parque de La Alameda y luego salir por el Hospital de Valdecilla. Después de Peñacastillo el camino sigue por extraños y estrechos vericuetos junto a la vía del tren para salir a Santa Cruz de Bezana con caminitos cómodos. En Boo vamos al apeadero de FEVE para tomar el tren: es la manera más lógica de cruzar el río Mogro sin jugársela (pasar caminando por el puente ferroviario) o dar un gran rodeo (por Arce y Oruña). El trayecto es tan corto que nadie llega cobrarnos el importe (y en la estación no hay posibilidad de sacar billete).
Desde Mogro seguimos por caminos secundarios, sin pasar por Miengo pero pasando por la Loma del Humilladero (nuevas subidas y bajadas), para cruzar el río Saja entre Barreda y Viveda. No pasamos por Queveda (carretera) sino que vamos por una zona más alta (lógicamente toca subir otra vez) para pasar por Camplengo y llegar a Santillana del Mar. La localidad es tremendamente turística, excesivamente incluso, pero hay que acercarse a ver la Colegiata y recorrer su calle principal.
Se puede seguir por carretera hasta Caborredondo, pero nosotros vamos por el camping de Santillana (nueva subida), Oreña y la ermita de San Pedro (nueva subida) hasta el albergue Izarra.
Este albergue nos gustó muchísimo, por el edificio y por su hospitalero (Alex), un joven con experiencia en el Camino y tremendas ganas de ayudar a los peregrinos. Solamente dos "peros": queda un poco escaso de servicios (váter y ducha) y las bicis duermen al aire libre.
Y en Caborredondo también se nos originó otro contratiempo: en el bar-restaurante Las Sopeñas cenamos a base de raciones y algo nos sentó mal (de cinco personas tres tuvimos problemas estomacales los días siguientes). Seguro que fue mala suerte, pero a mi me dio unos días de aúpa.
El recorrido del día había sido de unos 64 kilómetros y aproximadamente 650 metros de ascensión acumulada. Un día relativamente suave.
... (sigue)