por slow Sáb 01 Dic 2012, 1:01 am
El Camino del Norte.
Día 10. Galizano-Santillana del Mar
Del mediterráneo al cantábrico.
El Camino del Norte
Hoy os hablaré de la magia, pero no de una magia cualquiera o de la magia aquella que rezaba la frase: ni trampa ni cartón…
Pensaba hacerlo más adelante, pero hoy ha sido imposible que pudiera retener más ese tema.
La magia se llama Xavier, Joseba, Patxi, Jorge, la magia se llama Pepe y Ana. Se trata de una magia real que existe en realidad puesto que, no es mágico que las personas hagan esfuerzos por contactar con otra que está viajando?
Incluso pretender dar unas pedaladas con el que viaja por compartir de esa manera su viaje no es mágico?
Eso es lo que ha pasado con esas personas, con las que de una u otra forma han hecho algo que va más allá de lo normal. Pensaba hablar de ello al final del viaje, pero hoy ha sucedido algo más que eso.
Cuando viajas, el peso de los kilómetros no está solo en tu cuerpo, en tus piernas, en tu cerebro, no, el peso también está en la bici y creo haber dicho en algún momento que Mensajera tenía algunos achaques como lo han sido los frenos, los pinchazos y alguna cosilla más como era la imposibilidad de regular bien el cambio.
Creía que tenía la rueda del remolque degradada por lo que esta mañana al levantarme y verla nuevamente pinchada, con Jorge que había venido a acompañarme, he decidido darle pasaporte… en Santander
Y así ha comenzado la mañana: con la visita de Jorge que a los mandos de una flamante bicicleta se ha presentado para acompañarme un tramo de mi ruta, tras el cambio de cámara enfilamos con algo de lluvia la costa del lugar, la lluvia se ha hecho más patente por lo que tras una parada técnica y el retraso acumulado por unas cosas y otras decidimos enfilar Somo, allí cruzamos el puente y vemos las instalaciones de golf de Pedreña donde prácticamente vivía Seve.
Ya en el barco, cruzamos a Santander donde esperaba Pepe y la cubierta de recambio.
Le había comentado a Pepe que tenía un problemilla con el cambio y que se trajera una llave inglesa gordota para hacer palanca en una parte del remolque… el pobre es que tiene más de diez años…
Le comento que pienso que los problemas del cambio pueden deberse a que la piñonera no está bien apretada por lo que no cambia bien… lo que en principio es un plis plas se convierte en el taller de pepe en una acera, el tendedero de slow y la presencia de Jorge mientras las personas pasan por la calle, los coches en la calzada y la vigilante de la zona azul-ora controlando los coches… alguna vecina ha sentido curiosidad por saber que pasaba y otra se ha asustado porque en la reja de su ventana ha aparecido tendida la ropa de ciclista húmeda…
La operación ha terminado a la hora de comer y con ella nos hemos separado, tras el paso por la Magdalena rápidamente he ido a buscar un menú y ya comiendo pensaba en la magia de que pueda suceder lo que ha sucedido.
Poco os puedo decir de la salida de Santander, de la lluvia y de los maravillosos paisajes que sigue brindando Cantabria porque algo trastocado y asombrado he despertado en la siempre fascinante ciudad de Santillana del Mar.
El día ha acabado en una ciudad con pasado, pasado que ostenta y que forma parte del mío: Santillana del Mar, la ciudad que se dice de las tres mentiras, aunque eso no es del todo cierto y a la que yo añadiría una verdad: la magnifica Santillana del Mar.
La cena con Pepe y Ana eran el final de ese espectáculo de magia que concluye cuando todos parece que podamos saludar al prestidigitador y tratarle de tu, la magia ha sido también poder cenar juntos, departir animosamente como si nos conociéramos de toda la vida, verter verdades de nuestra realidad como quizás no lo haríamos con algunos de nuestros amigos lejos de esas pantallas en las que leemos estas letras.
Creerme, hoy no ha sido un día de mucha distancia o altura, hoy simplemente ha sido mágico y con ello puedo agradecer a todos los que he nombrado y a los que sin duda conoceré aunque sea en un segundo del tiempo que hagan magia.
Para mi esa magia es la de los foros como este.
Tengo- días luminosos, sonrisas irrepetibles, miradas perturbadoras.
Tengo- imágenes inabarcables, vistas imposibles, horizontes curvos.
Tengo- futuro, presente emergente, amaneceres rojos teñidos de amarillos fugaces.
Tengo- derrumbamientos imperceptibles que significan que algo se quiebra en mí ser.
Tengo- vida interior deseos que destilan humanidad, grandes cosas que hacer.