Hoy he leido la última etapa y he vuelto a coincidir en esas sensaciones que han hecho que como en etapas anteriores me emocionara y se me pusieran los ojos vidriosos.
Ya hace más de un més el 12 de agosto que llegué junto a mi hijo y experimente todos esos sentimientos. Yo siempre recordare el camino y a mi hijo de 14 años le queda (repetira seguro...) hoy y para siempre un recuerdo imborrable de compañerismo, esfuerzo y gloria.
Al igual que betetero estuvimos en ventosa y en el mitico y mistico albergue de Viloria donde los siete comensales de aquella cena de descubrimiento interior, hizo que compartieramos ya el camino hasta el final, haciendo cada uno el camino a su marcha pero coincidiendo al final de los días en las llegadas de etapa para volver a compartir vivencias y ayudarnos los unos a los otros.
Esa recta para llegar a Calzadilla de la Cueza y disfrutar de uno de los mejores baños en picina que recordare siempre, aunque sólo fueron cinco minutos, llegamos al chapuzón a las siete menos cinco.
El albergue Virgen del Pilar en Rabanal del Camino y el cariño de sus hospitaleras.
Aquella noche de fiestas en Vega de Valcarcel a los pies del O'Cebreiro que no nos dejo pegar ojo hasta las cinco de la mañana, cuando sólo quedada poco más de una hora de sueño.
La noche de descanso en el suelo del pabellón de Sarria.
Bueno Betetero, gracias por hacerme revivir el camino.
Un fuerte abrazo a los siete que aquella noche de agosto fuímos en aquel lugar de Viloria como "Blancanieves y los siete enanitos", comentario que hizo reir tanto a Orietta (por cierto, gracias por compartir y mostrarnos esa experiencia de vida).
Un día de hace años sugerí a mis hijos la idea de hacer el camino, el pequeño recogió vela, tendria por entonces no más de siete años. Luego esa promesa me la recordaba año tras año, este año cumplí y estoy muy satisfecho y orgulloso de nosotros dos.
En Santiago fuimos dos veces a la misa del peregrino, dos días consecutivos y fué una experiencia que me reparó el espiritu, os aseguro que desde entonces creo ser mejor persona o por lo menos quiero serlo.
Perdón a todos por la extensión.
Ya hace más de un més el 12 de agosto que llegué junto a mi hijo y experimente todos esos sentimientos. Yo siempre recordare el camino y a mi hijo de 14 años le queda (repetira seguro...) hoy y para siempre un recuerdo imborrable de compañerismo, esfuerzo y gloria.
Al igual que betetero estuvimos en ventosa y en el mitico y mistico albergue de Viloria donde los siete comensales de aquella cena de descubrimiento interior, hizo que compartieramos ya el camino hasta el final, haciendo cada uno el camino a su marcha pero coincidiendo al final de los días en las llegadas de etapa para volver a compartir vivencias y ayudarnos los unos a los otros.
Esa recta para llegar a Calzadilla de la Cueza y disfrutar de uno de los mejores baños en picina que recordare siempre, aunque sólo fueron cinco minutos, llegamos al chapuzón a las siete menos cinco.
El albergue Virgen del Pilar en Rabanal del Camino y el cariño de sus hospitaleras.
Aquella noche de fiestas en Vega de Valcarcel a los pies del O'Cebreiro que no nos dejo pegar ojo hasta las cinco de la mañana, cuando sólo quedada poco más de una hora de sueño.
La noche de descanso en el suelo del pabellón de Sarria.
Bueno Betetero, gracias por hacerme revivir el camino.
Un fuerte abrazo a los siete que aquella noche de agosto fuímos en aquel lugar de Viloria como "Blancanieves y los siete enanitos", comentario que hizo reir tanto a Orietta (por cierto, gracias por compartir y mostrarnos esa experiencia de vida).
Un día de hace años sugerí a mis hijos la idea de hacer el camino, el pequeño recogió vela, tendria por entonces no más de siete años. Luego esa promesa me la recordaba año tras año, este año cumplí y estoy muy satisfecho y orgulloso de nosotros dos.
En Santiago fuimos dos veces a la misa del peregrino, dos días consecutivos y fué una experiencia que me reparó el espiritu, os aseguro que desde entonces creo ser mejor persona o por lo menos quiero serlo.
Perdón a todos por la extensión.